La comarca de la Ribera cuenta con 48 elementos patrimoniales declarados como Bien de Interés Cultural. Una cifra que podría verse aumentada próximamente con la incorporación a la misma de la ermita santuario de la Virgen de la Cueva de Hontangas, ya que desde la Dirección General de Patrimonio de la Junta de Castilla reconocen que están estudiando la posibilidad de incoar como BICeste lugar. «La ermita de Hontangas supone la existencia de un lugar tipológicamente muy interesante por ser un templo rupestre con fachada arquitectónica, pero además parece que su origen histórico y devocional pudiera hundir sus raíces en actividades sagradas vinculadas a civilizaciones precristianas», señalan desde Patrimonio.
Afirman que es intención de la Consejería llevar a cabo la incoación y declaración de nuevos lugares patrimoniales, dentro de la consideración integral y más social de la política de protección del patrimonio cultural, y señalan que en el caso de la ermita de Hontangas «el enclave forma parte de un lugar con riqueza arqueológica, y ello pudiera hacer concluir la vinculación de este templo con la actividad doméstica y urbana del entorno, así como de los lugares del territorio en que se encuentra».
Desde la Dirección General de Patrimonio, sin prejuzgar cuál sea la decisión final, confiesan estar estudiando la posibilidad de declarar como BIC este lugar, algo, que según señalan «ha de hacerse con el suficiente apoyo científico y técnico, y en el marco de la actual política de declaraciones, que incluyen la relación de los monumentos con su entorno y con su sistema patrimonial de carácter territorial».
Análisis previo. Antes de esta posible declaración como BIC, desde la Consejería de Cultura se ha encargado un trabajo con un presupuesto total de 15.488 y que en la actualidad ya está ejecutando la empresa Patrimonio Inteligente, con Ángel Palomino como responsable de este proyecto. «Se trata de elaborar un amplio informe, de carácter histórico y arqueológico, para contar con un documento de síntesis, pero riguroso y detallado, de los valores patrimoniales de este lugar y de su entorno. El documento describirá técnica y científicamente esta iglesia rupestre y sus elementos arquitectónicos superpuestos; su origen, sus antecedentes arqueológicos, las referencias documentales, las épocas históricas de construcción, el valor simbólico, litúrgico y devocional para las distintas generaciones, etc.», señalan desde la Consejería.
Este estudio, que Patrimonio Inteligente terminará en diciembre, también referirá las características de su emplazamiento y los valores patrimoniales de su entorno inmediato, así como las referencias a la riqueza histórica y arqueológica del entorno en este tramo del valle del Duero. También incluirá aspectos jurídicos y normativos que le son de aplicación así como un anexo bibliográfico y otro fotográfico y planimétrico. Asimismo acogerá una propuesta de un plan de gestión para el lugar, como explican desde la Cultura.
Este estudio supone la base para una posible declaración como BIC, pero según Cultura no constituyen el único criterio. «La declaración, en todo caso, incluye otros trámites y consultas que es necesario también llevar a cabo».
El Ayuntamiento de Hontangas y el procurador de Ciudadanos en las Cortes, José Ignacio Delgado, llevan años trabajando por conseguir este reconocimiento para esta ermita cueva, que según Ángel Palomino presenta unas grietas y requiere de necesarias labores de consolidación y restauración para garantizar su pervivencia.
La ermita representa como ningún otro lugar los complejos proceso de sincretismo religioso producidos en este territorio a lo largo de los últimos 2.500 años, dice Ángel Palomino. «Esta cueva ya era un lugar sagrado para las gentes prerromanas, situándose en la frontera del pueblo vacceo frente a los arévacos. En esta época la cueva sería el santuario del poblado vacceo existente en la Casa de los Moros de Adrada de Haza, un pequeño castro integrado en la órbita territorial de Rauda, que era la gran urbe del momento en La Ribera» asegura el responsable del estudio. Este santuario prerromano, seguramente vinculado a una fuente que manaría allí mismo, fue romanizado como lo atestiguan las aras aparecidas hace años dedicadas a una divinidad indígena (local) identificada como Aeio Daicino. Posteriormente, con la llegada de la religión cristiana, se convirtió en un lugar de culto y de peregrinación de las gentes de la Comunidad de Villa y Tierra de Haza, una tradición que se ha mantenido prácticamente hasta nuestros días.