El alcalde, Javier Lacalle, la concejala Ana Bernabé presentan mañana el arco de la iglesia románica de Cerezo de Río Tirón en su nueva casa del monasterio de San Juan, donde fue trasladado tras ser retirado del paseo de la Isla para ponerlo a salvo de un acelerado deterioro, ya irreversible en algunas zonas de piedra y que ha impedido que algunas piezas se puedan montar de nuevo.
La portada ha ganado en belleza y esbeltez al ser eliminados los elementos accesorios con los que se sostenía a la intemperie, en una cuidada ejecución bajo la dirección del arquitecto Javier Garabito y el arquitecto técnico Roberto Vallejo.
El desmontaje de la portada comenzó en mayo de 2018 y se ha demorado más de lo inicialemente previsto, primero porque las piezas estaban 'cosidas' con mortero de cemento, lo que obligó a emplear más tiempo en su separación manual. Posteriormente, la Junta de Castilla y León pidió que en vez de excavar los 50 centímetros necesarios para instalar el arco se ampliara en espacio y profundidad para averiguar qué había bajo la nueva cubierta del viejo monasterio. Las excavaciones sacaron a la luz una necrópolis con tumbas de la Plena Edad Media, construidas a partir del siglo XI, en el exterior de lo que fue la primigenia iglesia de este cenobio, al pie del Camino de Santiago.
El antes y el después del arco de Cerezo de Río Tirón - Foto: Alberto RodrigoEn ellas se encontraron restos humanos, algunos esqueletos completos, aunque no se pudodeterminar si corresponden a esos siglos o fueron enterrados posteriormente, ya que carecen de "ajuar", elementos materiales que permitan circunscribirlos a una época concreta (ni siquiera las agujas de bronce con las que se solían prender los sudarios) y la acidez del terreno ha dejado en tal mal estado los huesos que desaconseja su análisis para la datación en laboratorio, explicó en la presentación de los hallazgos el arqueólogo Javier Moreda, de Foramen.
Algunos enterramientos estaban de oeste a este, según el rito romano, otros en el lado opuesto, por lo que podrían ser religiosos, y unos cuantos esqueletos se han encontrado apilados, de norte a sur, por lo que o bien fueron movidos o bien perecieron durante una epidemia (peste o similar) en la que urgía enterrarlos. Otro detalle que les diferencia es la colocación de los brazos, cruzados sobre el pecho, el vientre o el pubis.
Las tumbas se taparon y sus moradores descansan en paz, aunque privados de la bella vista que sobre ellos ofrece un arco que estaba en la lista roja de Hispania Nostra por el riesgo de destrucción desde 2014. La operación ha costado 109.400 euros.
El arco se desmontó de su emplazamiento original de la iglesia de Nuestra Señora de la Llana, en Cerezo de Río Tirón, en 1929 y estuvo a punto de salir de España al ser vendido por un anticuario. Pero esa orreparable pérdida se evitó y a principios de los años 30 se decidió traerlo a Burgso capital. Entre 1935 y 1940 se derrumbó y tuvo que ser reconstruido. Hace unos años sufrió una restauración que fue muy agresiva con la piedra y agravó el deterioro de esta joya del siglo XII, del que las asociaciones Cerasio y Amigos del Románico llevaban mucho tiempo alertando.