Hace mucho tiempo que los expertos lo vienen advirtiendo. En 2017 en este mismo periódico la psicóloga, pedagoga y sexóloga burgalesa Natalia Rubio, presidenta de la asociación Sexualidad y Discapacidad y directora del máster en Sexología de la Universidad Camilo José Cela, no pudo ser más clara: "La gente da por bueno lo que ve en el porno y es un modelo de sexualidad angustiosa". Se refería a que los modelos corporales y fisiológicos que aparecen en estas películas no existen en la realidad, lo que provoca que muchas personas crean que tienen patologías o carencias cuando no es así en absoluto. Por otro lado, está ya más que estudiado que las relaciones que se reflejan en la pantalla entre actores y actrices -machistas y en muchos casos muy violentas hacia la mujer- están en la raíz, por ejemplo, del aumento de violaciones grupales, que se han triplicado en los últimos tres años, según el proyecto Geoviolencia Sexual que forma parte del observatorio Feminicidio.net: Así, mientras en 2016 se registraron 18 en todo el país, en 2019 fueron 63. Y todo esto está empezando a formar parte, cada vez de forma más temprana, de la educación sexoafectiva de niñas y niños. Un estudio de la Red Jóvenes e Inclusión Social y la Universitat de Illes Baleares basado en 2.500 encuestas reflejó que la primera visualización de porno se produce a los 8 años y que uno de cada cuatro chicos lo consume antes de los 13.
Frente a este estado de cosas, desde muy diferentes ámbitos se está apelando a la educación como la única fórmula para frenar que la escuela de sexualidad de niñas, niños y adolescentes sea la pornografía. Y como en colegios e institutos nunca se ha abordado de esta formación de manera estructural y organizada -bien por falta de tiempo del profesorado, bien por prejuicios de las familias- son iniciativas vinculadas a entidades sociales y no gubernamentales las que están supliendo esta carencia. En Burgos destaca desde hace muchos años el Comité Ciudadano Anti-Sida, que desarrolla un programa que llega a alrededor de 3.000 estudiantes cada curso a quienes realiza una encuesta, lo que ha hecho que se tenga un conocimiento bastante aproximado del comportamiento y la orientación sexual de los adolescentes burgaleses.
Mayor implicación. A partir de ahora, los centros de salud de la ciudad y la provincia también van a implicarse en la formación sexoafectiva de los más jóvenes con un programa cuyo objetivo final es prevenir la violencia de género. La Gerencia de Atención Primaria de Burgos ha importado una experiencia muy exitosa que desde hace años están desarrollando sus compañeros de Salamanca y la va a poner en marcha a partir de febrero. Prevención de la Violencia de Género y Riesgos Asociados a la Sexualidad en la Adolescencia es el nombre de la iniciativa, que se va a pilotar en los institutos de enseñanza secundaria Diego de Siloé (Burgos), La Bureba (Briviesca) y Montes Obarenes (Miranda) con el alumnado de 1º de la ESO y los profesionales sanitarios (enfermeras, matronas, médicos, trabajadoras sociales) de los centros de salud de referencia.
"Son dos las razones por las que hemos impulsado este proyecto: por un lado, la evidencia científica incontestable con respecto a que las intervenciones escolares previenen no solo el riesgo de sufrir violencia de género sino de ejercerla y que la educación integral en sexualidad empodera a los jóvenes para que tomen decisiones fundamentales sobre sus relaciones y su sexualidad, y por otro, la experiencia de nuestros compañeros de Salamanca, que ha sido y está siendo enormemente positiva", explicó el subdirector de Enfermería de la Gerencia, Santiago Velasco, coordinador de este programa que, según destacó, se fundamenta en la definición que da la Organización Mundial de la Salud (OMS) de educación integral en sexualidad.
El material con el que se va a trabajar es el documento denominado 'Ni ogros ni princesas', de la Comunidad de Asturias, que desarrolla los 8 conceptos avalados por la OMS: relaciones; valores, derecho, cultura y sexualidad; comprensión del género; violencia y seguridad, habilidades para la salud y el bienestar, el cuerpo humano y su desarrollo, sexualidad y comportamiento sexual, y salud sexual y reproductiva.
Así, los estudiantes de 1º de ESO de los tres institutos van a recibir en horas de tutoría tres sesiones tituladas 'Mi cuerpo cambia', sobre diferencias sexo-género; 'Autoconocimiento y autoestima', que incluirá nociones sobre buenos tratos y compañerismo, y 'Diversidad familiar/corresponsabilidad'. El médico de Familia, Pablo Pérez-Luengo, coordinador de San Agustín, centro de salud que va a impartir las charlas en el Diego de Siloé, indicó, por su parte, que otra de las intenciones de esta formación es que los adolescentes conozcan a los profesionales de su centro de salud e incluso puedan acceder a ellos para aclarar dudas o preguntar acerca de estos asuntos "de forma espontánea o buscando un momento concreto pero sin que tengan que pasar por el protocolo de la petición de cita, que su acceso sea rápido por si se les plantea algun problema".
La intención, indicó Santiago Velasco, es extenderlo a los cursos siguientes y a otros instituto de forma sucesiva. La formación cuenta con el visto bueno del consejo escolar y se ofrecerá la posibilidad de realizar sesiones paralelas con las madres y padres "para informarles de los contenidos desarrollados en el aula y trabajar la prevención también en el ámbito familiar".