Se echan la mochila al hombro, se calzan sus botas de monte y ya están preparados para descubrir todo lo que la naturaleza nos regala en el entorno de Miranda. Alrededor de un centenar de niños mirandeses participa cada año en las actividades que organiza la Escuela Municipal de Montaña. El pasado día 6 empezaron la temporada, y ayer, pasados por agua, más de una veintena de niños de entre 8 y 12 años fueron en tren hasta Bugedo, lo que se convirtió en una auténtica aventura ya que no suelen utilizarlo. Después, fueron caminando hasta Pancorbo por la Vía de Bayona y ya en la localidad visitaron sus puntos más turísticos acompañados por un guía.
Fue una bonita excursión a la que también se sumaron un buen número de padres. Porque de eso se trata también, de que todos juntos salgan al monte, inculquen a sus hijos el amor por la naturaleza y se relacionen con otras familias.
Fue precisamente un grupo de padres vinculados al Ampa del colegio Príncipe de España el que propuso hace veinte años organizar este tipo de actividades para disfrutar del monte con sus hijos. El Club Mirandés de Montaña les dio cobertura para preparar las excursiones y, desde entonces, centenares de chavales han crecido pisando el monte. La semilla que se sembró ha dado frutos «y muchos de esos niños son ahora padres y están también yendo con nosotros para que sus hijos repitan la experiencia que a ellos les valió para algo. Siguen teniendo esa afición a la montaña, a la naturaleza y al senderismo», apunta uno de los coordinadores de la Escuela, Óscar Álvarez.
un grupo abierto. Muchos son los valores que se transmiten a los chavales en estas excursiones, aunque para la Escuela de Montaña es muy importante que los menores «se den cuenta de que no todo es competir». Aquí, insisten, se «pide un esfuerzo», pero da igual que el niño llegue a la cima de una montaña el primero o el último. Lo que prima es pasárselo bien, divertirse y conocer nuevos lugares. Pero hay más. «Lo que queremos es que se entremezclen entre ellos, porque son de distintos colegios», añade Óscar, convencido de que esta actividad es perfecta «para que gente que viene de otras ciudades a vivir a Miranda y no conoce a nadie, se relacione y haga amistades»
Cada excursión tiene un valor botánico, y cada día se aportan explicaciones para que los niños aprendan qué tipo de árbol tienen delante o qué tiene de especial esa ermita por la que acaban de pasar. Pero también dan apuntes sobre la etnografía de la zona, llegando a veces a contar con la ayuda de personas especializadas en ese tema.
Ayer ya contaron con un guía en Pancorbo y el 17 de noviembre, cuando salgan al monte a por setas, les acompañará un experto en micología. Pero también visitarán la Colegiata de Valpuesta, cuna del castellano, y tienen previsto organizar otro viaje en tren por el 150 aniversario del ferrocarril. Nunca suelen alejarse a más de una hora y pico de Miranda para aprovechar mejor el día.
Lo cierto es que según va avanzando la temporada, aumentan también los kilómetros que recorren por el monte, aunque nunca suelen ser más de 12. «Se empieza por las excursiones más sencillas, en las que apenas hay desnivel, para luego ir aumentando poco a poco el esfuerzo». Eso, al final, se nota «y vemos que los que más vienen llegan al final de otra forma, mucho mejor».
Pertenecer a este grupo no es caro. El Club no gana nada con ello, así que los precios son ajustados. «Por menos de 100 euros, el niño puede ir a todas las excursiones de otoño y primavera», resume Óscar. Los niños matriculados abonan 5 euros por día, mientras que sus padres pagan 8 si están federados y 10 si no lo están. Las inscripciones pueden realizarse los martes y jueves de 19.30 a 21 horas en la sede del Club de Montaña.