Para un niño o adolescente con un trastorno del espectro autista (TEA) no resultan sencillas las relaciones sociales propias de su edad como jugar en el parque con otros críos, vincularse a una pandilla o reírse de una broma. Su falta de capacidad para comprender las emociones y sentimientos de los demás -a veces, incluso, las propias- y la incomprensión de las reglas implícitas en el contacto humano que el resto de la gente aprende intuitivamente complican de forma extraordinaria su interacción con el mundo. Por eso son una presa fácil para los abusones de la clase o simplemente para quienes quieren pasar un buen rato a su costa. Las asociaciones lo saben y llevan años tomando medidas para remediarlo. Autismo Burgos, por ejemplo, va a iniciar la divulgación en los colegios burgaleses de un material para formar a los docentes y familias de manera que puedan detectar casos de bullyng o acoso escolar.
Estas herramientas han sido creadas específicamente para este fin y son el resultado del programa Speak Up, financiado por la Unión Europea, en el que esta entidad ha participado junto con otros colectivos de Italia y Gran Bretaña. Durante tres años un grupo de expertos ha analizado el problema y buscado cómo resolverlo para ayudar a los jóvenes con TEA. Ahora ha concluido su labor y se dispone a darlo a conocer a la sociedad. En Burgos lo tienen fácil. Javier Arnaiz, orientador del centro El Alba, de Autismo Burgos, reconoce que los colegios de esta ciudad están volcados en la protección del alumnado con este tipo de trastornos y que se han dado pocos casos y no muy graves de acoso escolar «porque se ha sabido actuar a tiempo».
El material -documentos de prevención y protección para frente al abuso- está al alcance de las personas interesadas en la página web http://speakup.progettisociali.it/es, según recuerda la coordinadora del programa, la psicóloga Celia Gil. Entre ellos se encuentran pautas para la detección: «Es necesario que aquellos que trabajen con niños con autismo tengan información detallada y de buena calidad, recopilada y revisada sistemáticamente ya que esto hará posible que los cambios en la conducta sean fácilmente actualizables y reconocibles. Esta información, además, debe ser compartida por todas las personas que estén en contacto con ellos para asegurar una intervención consistente», afirma Gil.
Speak Up son las siglas en inglés correspondientes a ‘sistema para la protección y empoderamiento de niños con autismo como víctimas de abuso o autores no intencionados’. Y es que la iniciativa europea contempla también las conductas violentas que pueden presentar de forma involuntaria los jóvenes con TEA hacia sí mismos u otras personas.
En este sentido, Arnaiz recalca que cuando un niño con autismo ejercita la violencia siempre hay una razón de peso detrás con muy diferentes orígenes: puede estar inquieto o molesto por un malestar físico o emocional que no sabe explicar o no se le ha detectado o tiene unas pautas educativas que no son las adecuadas. Este experto pide mucha cautela cuando se habla de casos de violencia ejercitados por una persona con autismo (sobre todo en los medios de comunicación)por el riesgo de estigmatizar a todo un colectivo en el que el porcentaje de agresiones es prácticamente nulo.