Identifican a uno de los cómplices de Abdeslam buscado desde el 13-N

Agencias
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Najim Laachraoui, del que aparecieron restos de ADN en la casa registrada hace una semana en Bruselas, está vinculado con la fabricación de los explosivos usados en la matanza de París

 
 
Después de que el pasado viernes las Fuerzas de Seguridad belgas y galas detuvieran en Bruselas a Salah Abdeslam, el prófugo de los atentados del pasado 13 de noviembre en París y considerado el hombre más buscado de Europa, ahora el Viejo Continente tiene un nuevo enemigo público número uno: Najim Laachraoui, considerado uno de los cómplices de los terroristas que perpetraron la matanza en la capital francesa y del que hasta ahora solo se conocía una identidad falsa tras ser visualizado junto a Abdeslam en un control fronterizo entre Austria y Hungría.
Tal y como detalló ayer la Fiscalía belga, Laachraoui había sido identificado hasta ahora como Soufiane Kayal y estaba considerado colaborador del fugitivo junto con Mohammed Belkaid, muerto el pasado martes durante una redada en el barrio de Forest, en Bruselas.
La Policía lanzó una nueva alerta para solicitar colaboración ciudadana para obtener más información sobre el sospechoso, mientras fuentes de la investigación detallaron que el ahora huido, del que se encontraron rastros de ADN en dos de las viviendas registradas por los agentes en la capital belga, estaría relacionado con la fabricación de los explosivos utilizados la noche del 13 de noviembre. Así, tal y como agregaron, se hallaron huellas del joven en «al menos dos de los cinturones con bombas» que detonaron los yihadistas en París, uno en la sala Bataclan y otro en las proximidades del Estadio de Francia, lo que quiere decir que este hombre, al menos los manipuló, aunque tampoco se descarta que los fabricase, ya que se sabe que tiene conocimientos en electromecánica y, por tanto, tendría competencias para hacerlos.
Además, Laachraoui está siendo juzgado en ausencia en Bélgica, donde el fiscal pide 15 años de prisión para él en un caso de terrorismo y sobre su persona pesa una orden de detención internacional desde 2004.
 
«No era para ir de pícnic». Entre tanto, y con motivo de la captura de Abdeslam, el fiscal federal encargado del caso, Frédéric van Leeuw, declaro que había motivos para temer nuevos atentados por el tipo de armas hallados durante el operativo que llevó a la detención del joven, y, aunque no quiso revelar detalles de la investigación, sí ironizó con que el material incautado «no era para ir de pícnic».
Según publicó la prensa belga, en las viviendas registradas se encontraron al menos un kalashnikov, numerosos cargadores para ese arma, una bandera del grupo terrorista Estado Islámico y varios detonadores, si bien las autoridades no confirmaron esos datos.
En cualquier caso, el letrado celebró que la investigación haya permitido obtener «bastantes piezas del puzzle», aunque quede «mucho para completarlo».
Además, entre la escasa información que reveló durante su comparecencia, sí dejó entrever que Abdeslam había cambiado de aspecto durante los más de cuatro meses en que ha permanecido escondido. «No soy fisonomista, pero no le hubiera reconocido», aseveró, al tiempo que confió en que el joven coopere con los investigadores para «llevar luz y aclarar las sombras» del caso.