La pez surca los mares

B. Antón / Quintanar
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Además, los mástiles del barco ballenero San Juan serán de pinos silvestres de Quintanar • Los responsables de la construcción de la nao, proyecto de San Sebastián 2016, visitan la villa

Los visitantes observan como se astilla la leña que se introducirá en el horno de pez. - Foto: Azúa

Quintanar de la Sierra siempre ha presumido de su pasado marítimo. Lejos de puerto, los árboles de sus montes sirvieron para construir los barcos de la Armada Española, igual que la pez, que se elaboraba en sus hornos diseminados en distintas partes del monte y que servía para conservar la madera de las naves. Ahora ese pasado vuelve; su pez surcará de nuevo los mares. Responsables de la construcción de una réplica del ballenero San Juan, un proyecto enmarcado dentro de San Sebastián Capital Europea de la Cultura 2016, conocieron ayer de la mano de Antonio Martín, presidente de la Real Cabaña de Carreteros, la villa serrana y algunos secretos sobre la elaboración de ese alquitrán.

Precisamente la manera artesanal de elaborar la pez en Quintanar fue lo que llamó la atención de Xabier Agote, presidente de la Asociación del Patrimonio Marítimo del País Vasco Albaola y de quién nació la idea. «La reconstrucción del barco se va a llevar a cabo de una manera 100% fiel a como se construyó en Pasajes hace 450 años, con los mismos materiales y con la misma manera de trabajo artesanal. Hemos venido aquí atraídos porque como se produce la pez», explicó ayer Agote, entusiasmado con la idea no sólo de cómo se elabora ese producto sino de cómo la Real Cabaña de Carreteros lo va a transportar con carretas tiradas por bueyes hasta el astillero de Pasajes, donde en septiembre comenzará la elaboración de la réplica exacta.

Antonio Martín, que desde hace años trabaja para mantener vivos el pasado y las tradiciones de su tierra, se muestra muy ilusionado con el proyecto, y asegura que harán falta unos 500 kilos de pez, entre tres y cuatro hornadas de este un ungüento imprescindible para proteger a la madera y que ellos harán en el horno de Mataca, recuperado hace unos años. De igual manera, también le enorgullece que, en principio, algunos de los mástiles de esa nao sean pinos silvestres de los montes de la villa serrana. Sin embargo, para su construcción ya se han cortado robles en el valle navarro de Sakana, mismo árbol con el que se elaboró el original.

La nao San Juan, un ballenero de tamaño mediano de 200 toneladas, fue construida en Pasajes en 1563 y se hundió sólo dos años después en las costas de Canadá. Su estudio, por parte de los arqueólogos de este país, ha sido calificado como la mayor investigación científica sobre un barco jamás realizada. Parte de sus elementos están expuestos en la ciudad canadiense de Red Bay, pero la mayoría, tras su análisis, han sido devueltos al mar, justo al lugar donde se encontraron y dónde se han mantenido en un grado excelente de conservación, igual que las ropas de los marineros.

La construcción de su réplica nació de la Asociación Albaola. Ellos se lo propusieron a San Sebastián Capital Europea de la Cultura 2016 cuando aún era candidata y el proyecto gustó. Una vez que la capitalidad fue oficial, se empezó a trabajar. Las relaciones con Canadá ya se habían establecido antes, cuando les solicitaron ayuda para identificar las piezas de unos trabajos que comenzaron en 1978, cuando se encontró el San Juan, y desde hace unos meses disponen de unos planos técnicos, cedidos por el gobierno canadiense, después de más de tres décadas de investigación.

Un museo

La iniciativa de Albeola va mucho más allá de la construcción de un barco. La idea es que su elaboración sea musealizada, que se pueda observar de cerca como los distintos artesanos y profesionales, pieza a pieza van culminando su construcción en el Ondartxo Astillero Museo de Pasajes. «Queremos poner en valor todo el proceso, que se revaloricen tanto los materiales que se emplean como las personas que lo van a hacer. Pretendemos que su elaboración, como lo fue en la que época en la se construyó, sea un factor de desarrollo. También queremos activar y recuperar la cultura y el patrimonio marítimo vasco», explica Jon Maia, responsable de este proyecto dentro de la capitalidad cultural europea en 2016, que también estuvo ayer en Quintanar con Xabier Agote y con Fernando Nebreda, gerente de la Agencia de Desarrollo Comarcal Oarsoaldea.

Las previsiones son que durante dos años y medio se trabaje en su elaboración y que a lo largo del 2016 surque durante cuatro o cinco meses distintos puertos y ciudades europeas, llevando la capitalidad a través del mar, para que no se quede sólo en tierra firme. Portará exposiciones y un espectáculo. Para el 2017 es probable que viaje hasta Canadá, por la misma ruta por la que fue el original San Juan, que podía transportar casi mil toneladas de aceite de ballena y tenía capacidad para 60 marineros. Su casco tenía 22 metros de largo  y 7,5 de ancho y fue una nave muy importante, con él se realizaron las primeras acciones comerciales entre Europa y América.