La inversión extranjera sube un 9% en 2015 y roza los 22.700 millones

AGENCIAS / MADRID
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El Ministerio de Economía avanza que la procedencia de la mayor parte de los capitales que llegan a España desde el exterior son Luxemburgo, Holanda, Francia, EEUU y el Reino Unido

 
La inversión extranjera bruta total en España en 2015 alcanzó los 22.695 millones de euros, un 9,5% más que en 2014, según el Registro de Inversiones Exteriores del Ministerio de Economía y Competitividad. 
Este incremento se debió, especialmente, al empuje de la inversión productiva del exterior, sin contar la especulativa relacionada con las entidades de tenencias de valores extranjeros (ETVE), que anotó los 21.724 millones, un 11% más que un año antes. Este dato fue el quinto mejor desde 2000 y apunta a la consolidación de un cambio de tendencia, iniciado en 2013, hacia la recuperación de la inversión, según Economía. 
En términos netos, el aumento de este índice se situó en el 7,9%, hasta los 16.184 millones. Y es que la desinversión productiva alcanzó los 5.541 millones, un 21% más que en el ejercicio anterior. 
El secretario de Estado de Comercio, Jaime García-Legaz, indicó que esta mejora se explica, en buena medida, por tres operaciones puntuales que tuvieron lugar a lo largo del año. Descontadas estos registros, se habría reducido en un 34% respecto al año 2014. 
Sobre la tipología registrada, el 65% de ellas son ampliaciones de capital de filiales nacionales de multinacionales o mejoras de su capacidad productiva, mientras que el 34% restante se corresponde con adquisiciones societarias. «Es muy diferente desde el punto de vista productivo puesto que es más interesante crear una nueva planta de fabricación que la mera adquisición de una empresa ya existente, aunque las dos son señales positivas», añadió. 
En este contexto, el secretario de Estado subrayó que estos datos son «francamente positivos», pues ahondan en la senda de crecimiento de las inversiones extranjeras iniciada en 2013, en un ejercicio, además, «anómalo» por las turbulencias experimentadas en el panorama internacional, lo que hizo que las grandes facturaciones corporativas de épocas anteriores no se produjeran con la misma intensidad. 
Además, García-Legaz apreció que la inversión productiva bruta fue creciendo trimestre a trimestre, salvo en el cuarto, cuando cayó un 34,8% en tasa interanual. En este punto, explicó que las cifras están muy vinculadas a transacciones de gran volumen. 
Economía admitió, además,  que existe cierta influencia de las decisiones tributarias en la inversión extranjera. Prueba de ello, es que Holanda y Luxemburgo son los países de donde procede la mayor parte de la inversión extranjera en España. «Holanda y Luxemburgo son países que tienen regímenes con sistemas tributarios muy atractivos para holdings internacionales en los que se concentra la inversión de multinacionales estadounidenses en Europa.
Y es que, desde el punto de vista geográfico, los capitales extranjeros en España tuvieron un origen último principalmente en Luxemburgo (16,5% del total), y España (15,1%), a través de plataformas en el extranjero, así como en Holanda (12,8%), Francia (9,9%), EE.UU. (7,3%) y el Reino Unido (6%). 
Por sectores, se concentró en 2015 en la construcción (4.706 millones, un 167% más), la industria  (3.384 millones, un 58% más) y las actividades inmobiliarias (2.992 millones, un 0,55% menos). 
 
AUTONOMÍAS. La inversión bruta extranjera se incrementó en Cataluña un 57,8% en 2015, hasta los 4.783 millones, lo que supuso un 22% del total nacional en un año marcado por el desafío soberanista en la comunidad autónoma. 
De esta forma, Cataluña aparece como la principal región receptora de inversiones del exterior, solo por detrás de Madrid, que acaparó 10.093 millones de euros, el 46,5% del total, pero con un descenso del 1,2%. 
Asimismo, este incremento se produjo pese a que se han duplicado las desinversiones en la región, ya que han pasado de los 302 millones en 2014 a los 603 millones en 2015. 
García-Legaz, afirmó que el incremento de estas inversiones en Cataluña es un dato «muy positivo» que evidencia que «las empresas no invertirían si le dieran una probabilidad de que el proceso se soberanista fuera en serio».