La restauración del exterior de San Juan se estima en 386.000 euros

I.M.L. / Aranda
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La memoria valorada realizada por los arquitectos que comandaron el remozado de Santa María incluye actuaciones en la torre, la cubierta, los contrafuertes y la portada de templo

La iglesia de San Juan sufre desperfectos en los contrafuertes y tiene parte vallada para evitar accidentes a los peatones. - Foto: DB

Las obras para restaurar la iglesia de San Juan, con la intención de que acoja parte de la muestra de Las Edades del Hombre que en 2014 recalará en Aranda, podrían tener un coste de 386.861 euros. Esta es la cifra que se incluye en la memoria valorada de estos trabajos, realizada por los arquitectos José Manuel Álvarez y Javier Garabito, los mismos que se encargaron de la restauración de la iglesia de Santa María. Esta estimación del presupuesto que sería necesario para el arreglo del templo es orientativo, porque será el proyecto final de restauración el que arroje la cifra por la que tendrá que presupuestarse.

Esta iglesia del siglo XIV, la muestra arquitectónica más antigua de la villa arandina, está considera como el símbolo de Aranda más señero y a pesar de su estilo gótico, refleja en su arquitectura el paso de los dos siglos a lo largo de los cuales fue construido. El estado del inmueble varía mucho si se comparan el interior con el exterior, ya que en el primero se actuó para realizar el montaje del museo sacro que acoge en la actualidad el templo, donde ya no se realizan cultos religiosos.

Huellas del tiempo

El paso de siete centurias por sus muros han dejado huellas pero, según los firmantes de la memoria valorada, son «las patologías habituales en los edificios históricos situados en el centro de las ciudades». Entre estos problemas, en los paramentos verticales se han detectado depósitos de hollín, partículas de contaminación y excrementos de palomas. Junto a estas sustancias adosadas a la piedra, el diagnóstico de los arquitectos resalta las humedades, creadas en su mayoría por agua de lluvia, que, además, «provocan la degradación de la piedra, por lavado de la misma o en combinación con otros agentes atmosféricos y medioambientales, como el viento y el hielo».

Lo más preocupante del estado del templo lo sufren los contrafuertes, «que presentan grandes pérdidas materiales en su cuerpo superior, especialmente en la cabeza, que ha provocado la entrada de agua en el relleno de los mismos, con el consiguiente deterioro», especifican los arquitectos. De hecho, esta circunstancia se puede ver a simple vista y, desde hace muchos meses, la iglesia se ‘adorna’ con un vallado para evitar el riesgo para la integridad física de los viandantes que transiten por el entorno del templo.

Junto a estos problemas, el análisis del estado del edificio histórico registra que hay musgos y líquenes en los muros, lo que favorece el crecimiento de plantas y pequeños arbustos, y se han registrado pérdidas de material en las cornisas, en el zócalo de la portada, en molduras, en las arquivoltas que adornan la fachada principal y en otros elementos arquitectónicos, que se suman a las grietas de diversa consideración que se ven a simple vista en los muros.

Por último, la cubierta de la iglesia se estima que está en buen estado pero el alero de madera que la rodea está en un estado de conservación «ruinoso», presentando «desplazamientos y degradaciones que han provocado pudrición y roturas de los canes y el entablado, así como de los elementos estructurales de madera», que también suponen un riesgo para los peatones que circulen por la zona.

Sugerencias de actuación

En este primer documento relativo a la necesaria restauración de la iglesia de San Juan, sus autores recomiendan que tanto en la portada sur, donde se halla la puerta principal, como en los contrafuertes y en los paramentos verticales de la torre hay que realizar un tratamiento fungicida superficial para destruir la vegetación y evitar que vuelva a crecer. Una vez realizado esto, se tendría que realizar una limpieza exhaustiva de la piedra y la eliminación de las juntas de mortero existentes en la fábrica y de las que se encuentran en mal estado de mortero original.

Las labores deberían continuar con la reposición de las cornisas de piedra de la torre y de la portada, el labrado de la superficie de la piedra antigua para eliminar descamaciones y ampolladuras, el cosido de las grietas, el compactado de los sillares de piedra, la reintegración de las pérdidas de volumen en los elementos ornamentales y un tratamiento final para lograr el tono adecuado para la piedra.

Por último, habría que restaurar la puerta de la portada sur, sustituir el alero de madera, cerrar los huecos en los muros para evitar la entrada de las palomas, reponer las tejas deterioradas y, en la torre, impermeabilizar su cubierta con láminas de plomo. Esta memoria valorada puede servir de base para realizar un proyecto de actuación antes de empezar los trabajos.