Mareas y tempestades

AGENCIAS
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La intención de la líder andaluza de Podemos, Teresa Rodríguez, de tener más autonomía y dirigir un partido aliado de los 'morados' ahonda en la crisis de la formación de Iglesias

Si alguien pensaba que se había solucionado la crisis de Podemos con el nombramiento el pasado viernes como número tres de Pablo Echenique, se equivocaba. Y es que el desgaste causado en el País Vasco, Galicia, La Rioja, Cataluña y, sobre todo, la Comunidad de Madrid, que se cobró el cese del exsecretario de Organización, Sergio Pascual, sigue pasando factura, sobre todo porque el malestar se ha extendido por otras regiones, como la andaluza, una de las más poderosas. Allí, su líder, Teresa Rodríguez, según algunos medios, planea que su grupo se separe del partido de Pablo Iglesias, siendo socio, como En Marea o Compromís. Eso supondría una escisión en toda regla, por muchos paños calientes que se pongan.

Con cierto sigilo, está gestándose un bloque de confluencia como en Galicia, donde el bloque morado funciona en alianza con otros grupos, y que tiene voz propia en el Congreso. Según fuentes cercanas a la política roteña, ello supondría «un avance en el proceso democrático» que haga que la organización salga del debate interno, y se vuelque hacia la sociedad para recuperar la movilización que dio origen al partido».

Yes que de este modo, la delegación sureña tendría un mayor grado de autonomía, tanto que, llegado el caso, podría incluso escindirse de la formación. Esa es la letra pequeña, pues solo hay que ver que el modelo en el que se inspira Rodríguez, En Marea, se está pensando muy seriamente concurrir a los próximos comicios generales al margen de los de Iglesias. Compromís, otro aliado fiel, ha mostrado su malestar en varias ocasiones con Podemos, al que presiona para que no se cierre en banda con Sánchez, dando a entender que sus cuatro diputados podrían apoyar a los socialistas.

anticapitalistas. Como se puede deducir, los movimientos que está dando la dirigente gaditana, que pertenece al ala más a la izquierda del partido -Anticapitalistas y el sindicato agrario SAT- son seguidos desde Madrid con preocupación. No han convencido las palabras del secretario de Organización en Andalucía, Jesús Rodríguez, que negó que ese proceso busque solo una «marea electoral». De hecho, prefirió llamarla una «marea social», aunque lo cierto es que su grupo e IU no ocultan sus afinidades en el Parlamento autonómico, y sus dirigentes no dejan de conversar sobre la conveniencia de unir fuerzas de cara a unas próximas elecciones generales... y regionales.

Por si no fuera pequeño el problema surgido de Despeñaperros para abajo, la alcaldesa de Barcelona, Ada Colau, admite en el libro Ada, la rebelión democrática -presentado ayer- que no conecta con el estilo «arrogante» de Iglesias y Podemos, pese a mantener con ellos una relación de «simpatía», y considerarlos aliados en el cambiante mapa político del Estado.

No debe tenerles tan en alta estima si en enero anunció la creación de un partido al margen de los morados, que, curiosamente, a través del cesado Pascual, lograron parar un golpe que les hubiese dejado heridos de muerte en esa región, a pesar de haber sido la fuerza más votada el 20-D.

«Hay un cierto estilo de Pablo y del núcleo impulsor de Podemos con el cual no conectamos. Me hacen sentir más catalana que nunca. Es una diferencia de estilo, que es personal y política, y no sabes dónde acaba una cosa y dónde comienza la otra. Barcelona en Comú no es Podemos. No lo ha sido nunca», reflexiona la alcaldesa.

Colau, según la obra,  rechazó una oferta «informal, pero seria» de Iglesias para formar parte de su candidatura a las elecciones europeas de 2014, donde eclosionó Podemos, y reprocha la manera en que se apropiaron de lemas y reivindicaciones del 15-M y otros movimientos que manifestaban su descontento en la calle.

A pesar del silencio desde la calle Zurita 21 -sede central del partido-, la congresista Tania Sánchez arremetió contra la catalana recordándole que a ésta también la tildaron de «arrogante» cuando acudió al Congreso como presidenta de la Plataforma de Afectados por la Hipoteca para pronunciar «palabras muy rigurosas» sobre dicha realidad. Poco después, y ante el revuelo causado, la primera edil reculó y tachó de «valientes» a Iglesias y su número dos, Íñigo Errejón, que continúa missing. Se dice que el fin de semana pasado estuvo en Londres estudiando el ascenso de los laboristas en las Islas.