Adiós a Timoteo Alonso, el pintor de las estrellas

R. Pérez Barredo / Burgos
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Fallece a los 79 años el más prolífico de los cartelistas de cine burgaleses, el hombre que durante tres décadas sedujo visualmente a los ciudadanos, el artista que reclamó la atención de la gente sobre las películas que se proyectaban en los cines

Hace sólo unos días, uno de sus más fieles amigos trataba de alentarle: «Verás qué libro más bonito se va a publicar esta primavera sobre el cine en Burgos. Habrá un capítulo entero dedicado a ti». Pero ya nada podía levantar el ánimo de Timoteo Alonso, a quien el invierno se le hizo eterno ayer. El último gran cartelista burgalés, el hombre que durante décadas sedujo con su arte a miles de amantes del cine, que se hipnotizaban al ver en sus pinturas a las grandes estrellas del celuloide, falleció ayer a los 79 años de edad, dejando un legado visual de miles de afiches que son ya memoria de un tiempo definitivamente extinguido.

El libro al que se refería aquel amigo de Timoteo Alonso se titulará Ventanas para vivir, balcones para soñar: el cine que Burgos vio entre 1960 y 1990. Una época dorada que Timoteo Alonso representó como nadie. Para varias generaciones de burgaleses, actores comoCharlton Heston, John Wayne,Marlon Brando, Audrey Hepburn, Sofía Loren y esa interminable constelación de estrellas entraron por sus ojos y se colaron en su corazón a través de su talento.

El artista burgalés pobló las grandes salas de cine de la ciudad con sus carteles entre los años 50 y los 70, hasta el cierre del Gran Teatro. Comenzó su carrera en el Cine Cordón, donde pintó su primer cartel: Brigadoon, de Vincente Minnelli. Su talento no pasó desapercibido y pronto otros cines se hicieron con sus servicios: el Avenida, el Consulado y el Goya, el Gran Teatro, los Condal y Ducal; el Calatravas. «Timoteo Alonso ha sido quizá el más prolífico de los cartelistas de cine burgaleses. Cierto es que carteles para las fachadas de los cines locales pintaron en su día Julián Santamaría ‘Canti’ o Cristino (por citar algunos), pero nadie estuvo tanto tiempo vinculado de manera profesional y estable a esta actividad. La producción de carteles para fachadas era constante, pues las películas tenían escasa vida en programa, ya que lo habitual es que se proyectaran en torno a dos semanas, aunque Alonso recuerda, como venturosa excepción, que El último cuplé batió marcas al permanecer en proyección durante tres meses», escribe Ignacio González en el texto, todavía inédito, que desentrañará en el libro antes citado la vida y la obra de Alonso. Merced a su intensa actividad, el cartelista burgalés conoció los entresijos del mundillo y a sus principales hacedores: empresarios, actores y actrices. Así, le gustaba evocar sus encuentros con estrellas de Hollywood como Clint Eastwood, Orson Welles o Sara Montiel, y otras locales, como Raphael, Marisol, Manolo Escobar...

Se convirtió en un reputado y codiciado cartelista, diseñador y rotulista. En un artista testigo y protagonista de una época irrepetible. Y como no hay nada más digno que los recuerdos, Alonso se ha ido con los suyos, algunos tan hermosos como aquel que tanto le gustaba evocar, cuando Deborah Kerr le firmó un autógrafo.