Ordenan la demolición de cuatro edificios más en riesgo de derrumbe

G.A.T. / Miranda
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En el número 20 de la calle Arenal deben comenzar los trabajos esta próxima semana tras reiterados mandatos municipales. Las otras casas están en Eras de San Juan y San Lázaro

Esta casa de la calle Arenal ha tenido varias intervenciones por caída de cascotes, obligando a vallar las aceras. - Foto: G.A.T.

La dejadez y falta de mantenimiento en muchos inmuebles de la ciudad hace que se produzcan situaciones de riesgo que obligan tomar medidas urgentes. Aunque también ocurre en propiedades municipales, como recientemente ha pasado en la iglesia de San Juan, es principalmente en las propiedades privadas donde se producen los casos más graves, y también donde más cuesta que los propietarios asuman la obligatoriedad de intervenir.

Y hay actualmente en Miranda cuatro casos en los que el Ayuntamiento, tras años de advertencias normalmente poco escuchadas por los dueños, ha tenido que obligar el derribo urgente para eliminar un deterioro mayor, y con ello, riesgo para los ciudadanos.

En este caso se trata de cuatro edificios que han acabado en manos de Caja 3 (Grupo Ibercaja), y es por ello por lo que desde el área de Urbanismo se ha acordado con la entidad su demolición. Así, se espera que esta misma semana las máquinas comiencen a intervenir en la calle Arenal, a la altura del número 20.

Aquí subsiste desde hace años una casa de dos alturas que está en estado ruinoso y que desde hace tiempo preocupa. Por ello hay un decreto ya firmado del 14 de abril en el que se les obliga a proceder de inmediato. Y es que está deshabitado desde hace cuatro años, lo que ha obligado al Ayuntamiento a intervenir «frecuentemente», recoge el informe, retirando por medio de los Bomberos varios elementos en riesgo de desprendimiento.

De hecho se han quitado tejas y antenas, se han colocado testigos de yeso, se han clausurado los accesos y se ha tenido que vallar el perímetro del edificio para proteger a los ciudadanos que por allí pasan ante el riesgo de caídas. Únicamente se está a la espera de que la empresa contratada por Caja 3 empiece a actuar, ya que si no lo hace la propiedad, el Ayuntamiento se verá obligado a hacerlo con sus propios medios para girar después a los dueños el gasto generado.

En el casco viejo

También urgente, aunque menos que el caso anterior, es la situación que existe en la zona el entorno de la Bolera de Aquende, donde hay tres expedientes abiertos en propiedades que también son de la entidad bancaria y que deben demolerse de forma urgente. Dos afectan a la calle San Lázaro, a los números 4 y 6. Se trata de dos construcciones contiguas en estado lamentable. Una de ellas es de planta baja y apenas ya conserva las paredes. El otro, de tres plantas, está deshabitado y clausurado ya que hubo que tapiar sus puertas y ventanas para evitar la entrada de personas, aunque en este caso no ha sido por el momento necesario proceder al vallado, ya que el riesgo de caída de elementos de la fachada es menor.

En Eras de San Juan 23 está el cuarto inmueble, en este caso de planta baja y usado antiguamente como garaje y almacén. La ruina es total y absoluta, con el tejado completamente hundido, y en él el Ayuntamiento también ha ordenado intervenciones previas a los propietario para que retiraran los aleros de madera que daban a la calle por su mal estado. «Son muchas las veces en las que el Ayuntamiento se ha dirigido a los propietarios, hasta ahora con nulo resultado», figura en el informe, llegando incluso a tener que actuar de forma subsidiaria para clausurar los accesos.

Ahora llega lo que es un ultimátum, teniendo la propiedad un mes para presentar el proyecto de demolición y la correspondiente licencia de obras. Se espera así que antes de que termine este mes la entidad bancaria presente la solicitud en el Consistorio para que la demolición se haga antes del verano.

Precisamente en esta misma zona, la falta de mantenimiento obligó hace cuatro meses a tener que derribar de forma urgente otro inmueble en ruina. Aunque el Ayuntamiento había instado a los dueños a acometer la obra, no fue hasta que hubo un importante desprendimiento de la fachada cuando finalmente se actuó.