Burgos, paraíso terrenal en la UE

Gadea G. Ubierna / Burgos
-

La provincia tendrá más de veinte espacios protegidos dentro de la Red Natura, según el borrador en exposición hasta el día 21

valdivielso. Buena parte de la Merindad y toda la Sierra de la Tesla, ya muy recuperada del incendio de 2003, están dentro de la Red ecológica europea Natura. - Foto: Alberto Rodrigo

Los bosques del Valle de Mena, las Hoces del Alto Ebro, Ojo Guareña, Monte Valnera, los Sabinares del Arlanza, la Sierra de la Demanda o la de la Tesla, el condado de Valdivielso o los Montes Obarenes son algunos de esos puntos de la provincia en los que es posible creer en la existencia del paraíso. Entre todos suman miles de hectáreas en las que la naturaleza sigue sonando a su antojo y en los que la diversificación de colores se convierte en un espectáculo para la vista casi en cualquier época del año. Y si esto es así es, en gran medida, por el ahínco con el que vecinos y autoridades las han protegido: los primeros, conviviendo de forma respetuosa y los segundos, adoptando medidas necesarias para garantizar su conservación a lo largo del tiempo. Si no todas las posibles, sí algunas muy eficaces. Entre ellas, la inclusión en el programa europeo en defensa de la biodiversidad Red Natura 2000. Y Burgos es, junto con Soria, la provincia que más espacios aporta a esta red ecológica en el conjunto de la región: una veintena ubicados al 100% dentro de los límites provinciales y otros siete compartidos con otras limítrofes.
Natura 2000 es una red ecológica diseñada por la Unión Europea a comienzos de los años noventa (entonces aún Comunidad Económica Europea) con el único propósito de garantizar la supervivencia en el tiempo de la diversidad de flora y fauna de parajes especialmente ricos. Cada país seleccionó los que consideró más idóneos dentro de su territorio para merecer esa protección y propuso su inclusión en esta gran cadena ecológica internacional. En Castilla y León se escogieron alrededor de un centenar de espacios, pero esta cifra puede oscilar a medida que se revisan los planes de gestión y las delimitaciones de zonas. Algo que el gobierno autonómico acaba de hacer mediante la elaboración de un borrador de decreto en el que se establecen 120 Zonas Especiales de Conservación (ZEC), 70 Zonas de Especial Protección para las Aves (ZEPA) y otras trece en las que se dan ambas condiciones, y que estará sometido a información pública hasta el próximo 21 de noviembre. Así, los interesados en conocer las fichas de cada uno de estos espacios protegidos por normativa europea pueden consultar toda la información en la página web de la Junta, en el apartado relativo a Medio Ambiente. 
En el caso de Burgos, se incluyen las fichas de diecisiete Zonas Especiales de Conservación cuya delimitación íntegra está dentro -o casi- de los límites de la provincia. Son: Ojo Guareña, Bosques de Valle de Mena, Riberas del Zadorra, Ayuda, Ebro, Nela, Riaza, Arlanza, Oca, Tirón, Montes de Valnera, Hoces del Alto Ebro y Rudrón, Embalse del Ebro-Monte Hijedo, Sabinares del Arlanza, Sierra de la Demanda, Humada-Peña Amaya, Sierra de la Tesla-Valdivielso y Montes de Miranda de Ebro y Ameyugo. Después hay otros siete espacios ZEC en los que la superficie burgalesa oscila entre menos del 2% (como ocurre en los Montes del Cerrato, y los Montes Torozos  y Páramos de Torquemada, en los que la mayor parte de la superficie se reparte entre Palencia y Valladolid) y el 22,10% de la superficie del Cañón de Río Lobos (Soria) o el 38,30% del Canal de Castilla (también repartido entre Burgos, Palencia y Valladolid). Entre medias: Las Tuerces, Riberas del Duero y del Pisuerga.
También aparecen las fichas correspondientes a las ocho zonas de especial protección para las aves (ZEPA), que, salvo en el caso del Cañón del Río Lobos, tienen toda su superficie dentro del límite provincial y es casi coincidente con la delimitación ZEC. Sin embargo, solo hay coincidencia al cien por cien en la delimitación de protección para las aves y en general para el Monte Santiago y los Obarenes, por lo que aparecen por separado en el listado.
Para cada uno de estos espacios se diseña un plan de gestión específico en el que además de la ubicación y delimitación, se incluyen datos acerca de la región biogeográfica a la que corresponden (en Burgos, mediterránea o atlántica o ambas) y los elementos que hacen de este espacio un lugar a proteger. Eso, dentro de los epígrafes relativos a la descripción, porque después hay un largo detalle acerca del estado de conservación, los riesgos y amenazas y, en este sentido, las medidas a tomar para evitar perjuicios. 
Por ejemplo, en el plan de gestión de los Sabinares del Arlanza sometido a información pública, de 31 páginas, se especifica que «las presiones y amenazas más importantes» son «las derivadas del declive de los usos tradicionales y de una cierta tendencia expansiva a la implantación de nuevos usos y aprovechamientos más intensivos e impactantes en el espacio y su entorno de influencia». En este sentido, se explica que se ha producido un progresivo proceso de densificación leñosa y una «espectacular» recuperación de espacios arbolados», con lo cual la amenaza de los incendios es mayor. Asimismo, destaca que los pastos han dejado paso a vastas superficies de matorral y que la «presión ganadera» se concentra en determinados enclaves de interés, «que pueden verse afectados». Y como este plan, pueden consultarse todos los demás.Estos planes de gestión se revisarán y evaluarán periódicamente.