Cuando la mayoría de los ciudadanos estamos pensando en las buenas cifras que nos está dejando la economía, Juan Ignacio Crespo da la voz de alarma sobre una nueva recesión que se producirá el próximo año y, aunque breve, traerá consigo efectos de cierta envergadura como un nuevo incremento del paro hasta el 26%.
La primera pregunta la copio del título de su último libro, ¿por qué en 2017 volveremos a entrar en recesión?
Hay causas lejanas como la desaceleración en China. Empezó en el año 2008, coincidiendo con el inicio de la crisis financiera y, en ocho años, ha pasado de crecer del 15% al 6,7%. Eso es lo que está condicionando el comportamiento de toda la economía mundial, junto al hecho de que EEUU lleva ya siete años de expansión. Cuando termine 2016, acumulará 90 meses de crecimiento y solo hay tres ciclos americanos que hayan superado un plazo tan largo, por lo que cada mes que pasa las probabilidades de supervivencia del sistema son cada vez más bajas.
¿Y las causas más cercanas?
En el caso de España terminaría siendo el ajuste del déficit, si es que algún día se produce. Así, 8.000 son los millones que le dice la Comisión Europea al Gobierno español que hay que ajustar. Si hemos terminado 2015 con un 5,1% de descubierto y hay que bajarlo en dos años a 3,8%, son 2,3 puntos, es decir, 23.000 millones. Y este 2016 es un año electoral.
¿Y cuáles son los síntomas?
El más importante es la caída de los beneficios empresariales en Norteamérica, que acumulan tres trimestres y eso, casi siempre, concluye en recesión en su economía. La única vez que no sucedió así fue en el crack de la Bolsa de 1987. Otro síntoma fundamental es la caída del precio de las materias primas, en parte, consecuencia de esa desaceleración china, pero también de un exceso de inversiones en los sectores de minería o siderurgia. Son indicios claros de que hay un frenazo muy fuerte en marcha y, según mi tesis, esto debería terminar en recesión.
Una recesión en 2017, ni antes ni después. ¿Por qué?
Por esa periodificación de los ciclos americanos y porque, en el caso de la caída de los precios de las materias primas, como tope son cinco o seis años desde su inicio y ya se han cumplido cinco, el sexto será en febrero de 2017.
Aquí incluimos el desplome del precio del petróleo, ¿no?
Sí, solo ha habido un ejemplo comparable a esta depreciación del crudo en los últimos 100 años, y la gente se ha olvidado. Entre 1980 y 1986 su valor cayó lo mismo que lo que se ha desplomado desde 2008 hasta ahora, un 80%. Eso terminó con el crack del 87, con lo cual, lo que nos espera es o susto o muerte.
Dicen que es el único economista español que predijo la crisis de 2008. ¿Qué fue lo que vio?
El exceso de crédito. Una burbuja crediticia. En un momento determinado pensé: esto va a ser horriblemente feo. Fue mucho peor de lo que yo me imaginaba. Es lo que tenemos ahora en China, donde el crédito ha crecido de siete billones de dólares a 28. Van a un ritmo tan de romperse la crisma que es la burbuja más peligrosa que se está formando.
¿Pero hemos aprendido algo para evitar las crisis en el futuro?
No. Los ciclos económicos son siempre alternancias de codicia y miedo. Y como eso está en el ADN de la especie, se seguirá produciendo. Cada vez que ante una especulación alguien advierte de que vamos demasiado deprisa lo llaman aguafiestas. Cuando viene la euforia económica nadie quiere oír hablar de frenar eso: los políticos porque tiene impacto electoral, los que están ganando dinero porque quieren seguir así y los que tienen empleo porque no quieren que les toque a ellos el paro.
¿Y los mercados han aprendido, han evolucionado?
Algo sí. En EEUU se ha creado la conocida como ley Volcker que pone muchas restricciones bancarias.
¿Cuánto han costado estas recesiones a la economía española?
Para cifrarlo habría que inventarse cuánto es lo que hubiéramos crecido si no hubiera sucedido y eso es barra libre. Solo el rescate de las cajas ascendió a más de 200.000 millones. Pero el coste real no lo podemos evaluar.
¿Qué se ha hecho bien y qué se ha hecho mal?
Se han hecho bien muchas cosas como, por ejemplo, la inyección de liquidez de los bancos centrales desde el primer día que evitó la quiebra del sistema bancario del mundo entero. Pero luego, se han pasado porque se han seguido adoptando ajustes de emergencia para una situación que ya no era crítica. Eso nos lleva al problema de los tipos de interés negativo que nos están conduciendo a un callejón sin salida. Si calculas el valor actual de las obligaciones que tienen las compañías de seguros con los fondos de pensiones de empresas americanas o británicas estarían quebrados todos, y eso, es un problema de primera magnitud.
¿Y el Banco de España puede hacer algo?
No, porque está integrado en el Banco Central Europeo (BCE). Y lo que está haciendo es eso, transferir recursos de los ahorradores a los endeudados.
¿El BCE es un buen instrumento para la economía?
Sin las compras del BCE no habría tipos negativos. El euro existe gracias a él. Si no llega a dar un puñetazo en la mesa en 2011, y el otro que dio Draghi a mediados de 2012, ya ni existiría el euro ni tampoco la eurozona probablemente.
¿Y a quién dejaría a los mandos de la economía española en este momento?
En un país como España no se puede hacer nada que no estén haciendo los importantes. Ya puedes tener el Gobierno más de derechas o más de izquierdas que, como en el mundo prevalezca lo contrario, terminarás haciendo lo contrario, porque quien tiene el peso de la economía es China, Estados Unidos o la Unión Europea en su conjunto, pero no España, Italia o Chipre como algunos creen.
¿Me está diciendo que el Gobierno que venga, tras las elecciones del 26 de junio, va a tener un margen muy escaso?
Hay un objetivo de déficit de 2,8% para 2017, ya me dirán que margen de maniobra van a tener. España solo puede hacer lo que marquen los demás, no tiene peso económico ni un banco central para manipular la moneda.
Al menos tras esta recesión augura un período de bonanza hasta el año 2035. ¿Forma parte del ciclo?
Sí, considero que si tuviéramos un gráfico desde el año 1900 veríamos que suelen darse períodos de 18 años de estancamiento con un montón de recesiones, y etapas de 18 años de expansión, con alguna recesión, pero muy suave, y lo normal es que siga siendo así.