Las obras de los túneles de la circunvalación (BU-30), la rotura de la canalización de agua potable que atraviesa el barrio y el bombeo para evitar la inundación de los bajos que realizan las nuevas viviendas, «mal construidas», son las tres causas que explican por qué en los últimos años los vecinos de Villatoro se han encontrado con la aparición de grietas en decenas de edificios, daños que en los casos más graves ha provocado incluso la demolición de uno de ellos y el abandono de construcciones aledañas.
Esta es una de las grandes conclusiones que recoge el estudio elaborado por el Instituto Geológico y Minero de España y que los vecinos solicitaron al Ayuntamiento que encargara. Aunque el informe no entra a valorar el grado de responsabilidad de cada uno de los tres factores que han desencadenado los daños, sí sostiene que han sido los causantes de que se haya incrementado el volumen de agua del acuífero cuaternario que atraviesa el barrio. Eso ha provocado además un incremento de la velocidad del curso del agua que circula bajo tierra y de sus itinerarios.
Una circunstancia que no tiene ninguna consecuencia en la inmensa mayoría de los lugares, pero que provoca un efecto demoledor en un terreno de yesos como en el que se asienta Villatoro, al disolver los minerales que conforman el terreno donde se asienta el barrio y generar «huecos importantes debajo de las edificaciones y provocando problemas en las mismas, esencialmente en las que disponían de cimentaciones más precarias».
El estudio, de casi 100 páginas, comienza con el recuerdo de que en 2002 ya se produjo la rotura de una tubería de agua en las inmediaciones del campo de fútbol y que ésta, según el testimonio de los vecinos, se mantuvo abierta hasta que Aguas de Burgos la reparó en 2005. Entre 2006 y 2007 se comenzaron a detectar las primeras grietas, que en 2008 se hicieron ya muy evidentes. Ese fue el momento en que los vecinos comenzaron a enviar comunicaciones al Ayuntamiento, alarmados por la situación.
Desde el punto de vista cronológico, el informe detalla que la acción del ser humano para incrementar el volumen de agua del acuífero ha acelerado la disolución de los yesos que arrancó «hace entre 10 y 15 años». Es decir, «cuando se levantaron los edificios nuevos con garajes y trasteros subterráneos». Asegura con rotundidad que fueron «mal construidos» ya que «no se tuvo en cuenta la presencia de agua subterránea». Esto provocó en primera instancia que se inundaran los bajos de estos inmuebles y, por tanto, que los vecinos instalaran bombas para achicar. Un efecto contraproducente según el informe, ya que ese agua ha contribuido, a posteriori, a aumentar el volumen del acuífero.
Sobre la circunvalación, otro de los grandes causantes del problema, el Instituto Geológico y Minero destaca que las incisiones erosivas observadas en la salida del emisario del túnel «se pueden considerar como muy importantes e indican que se ha drenado y vertido hacia el arroyo, caudales notables de agua subterránea». A lo que añade también la que se utiliza para desaguar en la obra y para limpiar los camiones de transporte de tierra y hormigoneras. Esta entrada de agua externa al arroyo de Villatoro, «se considera necesario controlar y eliminar». Asimismo sostiene que «la obra de esta infraestructura puede ser la causante de la desaparición de algunos manantiales que existían en la zona» y que ahora se han secado.
El tercero de los culpables, que también se detectó con pruebas recogidas a pie de campo, se encontró cuando se midieron los flujos de agua en determinados puntos del barrio. El aumento del caudal en uno de esos tramos sirvió para demostrar que necesariamente había una rotura en la canalización del agua potable que está provocando un aporte extra al acuífero.
Si bien la causa científica es la disolución de los yesos (de entre 30 y 100 veces más rápido que la caliza), la acción humana, mediante las obras y la no reparación de una tubería, han sido determinantes para elevar los niveles del acuífero.
Lo que ha hecho el estudio ha sido demostrar científicamente el origen de algunos problemas que ya intuían los vecinos y sacar a la luz alguno más. Ahora, será la rapidez con la que se pongan de acuerdo los implicados y se adopten las soluciones la que determinará cuándo desaparece la angustia en la que viven muchos residentes de Villatoro.