A partir del próximo mes de noviembre se abrirá, por segundo año consecutivo, la Unidad de Mínima Exigencia, nombre técnico que se da al área en el que las personas que viven en la calle pueden pernoctar bajo techo durante el invierno. El Ayuntamiento tiene previsto destinar unos 15.000 euros a este programa, que el año pasado gestionó Cáritas en su sede de la calle San Francisco. El objetivo es que nadie duerma en la calle y que las personas más desfavorecidas tengan acceso a un tentempié caliente y a asearse.
Esta iniciativa municipal ha tenido un resultado óptimo, según explicó la concejala de Servicios Sociales, Ana Lopidana. El número total de atendidos en el ejercicio anterior fue de 54 y muchas noches la unidad estuvo ocupada a la vez por una decena de personas. Cáritas destacó en la memoria de actividades que presentó al Ayuntamiento el «elevado número de mujeres» que utilizaron este recurso con respecto a las que utilizan el albergue y, en general, a las que indican las estadísticas de transeuntismo y personas sin hogar en España.
La mayor parte de los usuarios (35) eran de nacionalidad española y el resto procedían de Marruecos, Rumanía, Portugal y Bulgaria. El colectivo al que va destinada esta unidad es el de personas mayores de edad en situación extrema de exclusión y prioritariamente a quienes carecen de un hogar y tienen un grave deterioro personal y problemas crónicos de salud.
38 AÑOS DE EDAD. El perfil de los destinatarios tiene las siguientes características: desestructuración personal, adicciones, deterioro físico avanzado y cronificado (VIH/sida, discapacidades, enfermedades asociadas...), patologías mentales, desarraigo familiar y relacional e insuficiencia o carencia de recursos económicos. Tenían una edad media de 38 años.
Los servicios que se prestaron el pasado invierno fueron acogida, atención a necesidades básicas como alimentación, higiene personal, ropa adecuada y pernoctación y reducción de daños y curas básicas. Las personas llegaron por diversas vías: de forma directa, a partir del horario indicado en la propia sede de la ONG, a través del proyecto ‘Café y calor’ de Cáritas, en el que el voluntariado recorre las calles de la ciudad buscando gente que duerme en cajeros o en bancos; derivados por el servicio de Urgencias del Hospital Universitario de Burgos o por las Fuerzas de Seguridad (Policía Local, Policía Nacional).
Para concretar los aspectos de este programa municipal, Lopidana anunció que mantendrá en breve una reunión con los responsables de Cáritas, cuya sede ha acogido la Unidad de Mínima Exigencia en el primer invierno. La duración del contrato que establecieron el año pasado el Ayuntamiento y la organización no gubernamental vinculada a la Iglesia Católica fue de cinco meses, aproximadamente, coincidiendo con aquellos en los que la climatología es más severa en Burgos. En la actualidad se partirá del mismo criterio.
Las dos instituciones han valorado de forma muy positiva la coordinación que se ha establecido entre todos los agentes sociales «con el objetivo claro de atender a estas personas en grave situación de exclusión social».