Una réplica única en el mundo

J.M. / Burgos
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Antonio y Ricardo Pérez fabrican en su nave de Pentasa III una serie limitada del primer coche que hizo el magnate del automóvil Henry Ford. Lo venden a coleccionistas y museos

Padre e hijo posan orgullosos con uno de los diez cuadriciclos que están fabricando en Burgos. - Foto: Luis López Araico

Corría el año 1894 cuando Henry Ford trabajaba en la compañía Edison. Su ascenso a ingeniero jefe unos años antes le había proporcionado unos ingresos más desahogados que le permitían llevar a cabo sus experimentos. Tras dos años de trabajo, en 1896 lograba construir su propio vehículo autopropulsado al que se le conocería como el cuadriciclo. Un ejemplar único, que, salvo en una ocasión para la propia marca, nunca se había reproducido con exactitud hasta que más de un siglo después, en la capital burgalesa, en una nave de Pentasa 3, Antonio Pérez y su hijo Ricardo se lanzaron a la aventura de imitar el modelo hasta el más mínimo detalle.

La tarea no fue sencilla. Hace unos seis años, tras ver un vídeo de la obra de Henry Ford, Antonio trató de hacerse con los planos del primer vehículo que hubo en Michigan. No existían, apenas había bocetos. Eso sí, finalmente consiguieron conocer todos los detalles técnicos del coche tras conseguir ponerse en contacto con un veteranísimo ex empleado de Ford enamorado de este modelo al que, de modo excepcional, le dejaron examinar el vehículo con la condición de que hiciera una réplica. Según admite el burgalés, «tuvimos que pagar» por la información.

A partir de ahí, el trabajo para asemejarse lo máximo a la realidad no perdió complejidad. Pieza a pieza fueron reproduciendo cada elemento del cuadriciclo. Y en aquellos detalles a los que ellos no eran capaces de da respuesta acudieron a profesionales y artesanos en busca del detalle. La histórica Vicasa (Saint Gobain) tuvo la deferencia de hacerles los recipientes de cristal donde se acumula el aceite que lubrica los cilindros. En Soria encontraron a quien les hizo el asiento (con la curvatura perfecta) y de Holanda se trajeron unas ruedas que no existen en España. El foco y el timbre, cuyo modelo sí se fabricó para otros modelos posteriores de Ford, son originales y el resto del vehículo lo han hecho Antonio y Ricardo, ingeniero industrial, con sus propios medios. Incluso la red de los radios de las ruedas.

«Tuvimos que hacer una inversión importante en los moldes y el utillaje», explica el autor de la replica antes de asegurar que mantienen la idea de no construir más de 10 unidades. De lo que se trata, relata su hijo, es de que «tengan una cierta exclusividad». Por esto último, por el trabajo empleado y por la dedicación venden sus cuadriciclos por 24.000 euros cada uno. Y el que hicieron a una escala 3/4 (por petición expresa de un constructor que quebró y que no pudo adquirirlo) por 18.000. Han tenido la tentación de ir a alguna las grandes casas de subastas que hay en otros países pero las altas comisiones, los gastos de transporte y el desconocimiento de ese mundillo los ha echado siempre para atrás.

PARA CAPRICHOSOS

Desde que se iniciaran en esta aventura, han sido seis los ejemplares que han vendido. Al museo de Ford en Holanda, el más importante de toda Europa, y a coleccionistas de Nueva Zelanda, Alemania, Barcelona, Argentina... En este último caso, a la familia Pérez Companc, una de las grandes fortunas del país sudamericano. «Tenían un viaje a Italia y aterrizaron en un avión privado en Villafría. Vino un empleado a recogerlo».

Ahora reciben todos los meses un par de llamadas de personas pero «la crisis y la diferencia del dólar con el euro» (la mayoría de los interesados son norteamericanos) hace que todavía les queden tres cuadriciclos por vender. «Uno de cada modelo (del grande y del pequeño) nos lo quedaremos nosotros». Lo que Antonio tiene claro, por el trabajo que le han dado estos coches, es que no se atreverá con otro modelo ya que prefieren centrarse en su negocio de venta de tornos y fresadoras.

El cuadriciclo, que alcanza los 40 kilómetros por hora, destaca por ser, junto a otro modelo de Benz, uno de los dos único modelos en los que se ve toda su mecánica. El volante de inercia (es una palanca), las bielas, el disyuntor, el cigüeñal, los balancines, las válvulas, la transmisión, la polea, el tensor, las correas, el diferencial...

Estos ingeniosos dueños de la empresa Tecnomáquinas de Pentasa 3 trabajan por encargo y aseguran que ahora, una vez construidos varios ejemplares, son capaces de culminar un encargo en 4 meses. Toda la información la facilitan en la página web www.quadricycle1896.com.