La excelente temperatura que ayer reinó en la capital ribereña, pecando quizás hasta de exceso de calor, propició que los arandinos fueran fieles a la tradición y participaran masivamente en la vespertina ofrenda floral a su patrona, la Virgen de las Viñas. Pese a la crisis, los fieles se aprovisionaron de cientos de ramos en las floristerías, que prácticamente agotaron sus existencias, para dar brillantez a uno de los actos más entrañables y populares del programa festivo con el que agradecen su protección.
Como preámbulo, desde hace apenas unos años se ha instaurado una romería pedestre en la que la comitiva oficial, encabezada por los maceros, la reina y las damas y la corporación municipal, parte desde la Plaza Mayor para recorrer andando el trecho que separa el centro de la ermita de la Virgen de las Viñas.
Romería pedestre
Un paseo especialmente agradable en el sombreado y refrescante tramo que recorre la popular arboleda de la patrona y al que se suman también las peñas de la localidad ataviadas con sus uniformes de gala, y muchas mujeres y niñas vestidas con el traje de serrana, sus animosas charangas que hacen más fácil y ameno el polvoriento camino, así como asociaciones de la ciudad de la más diversa índole.
Una vez alcanzad la explanada se inicio el ritual de la ofrenda recuperando el protocolo habitual, ya que el año pasado las autoridades civiles y la reina y las damas lo trastocaron al entraron a la ermita de la patrona antes de iniciar el acto para proceder a cantar la salve a la virgen que tradicionalmente cierra la jornada.
El acto discurrió siguiendo las pautas que se han establecido con el paso de los años, conducida, como también ya es habitual, por el director de Radio Aranda-Cadena Ser, Fernando Berzosa. La primera en ofrecer su presente floral fue la alcaldesa, Raquel González, en nombre de todos los arandinos, a continuación del concejal de Festejos, Daniel Herrero, acto seguido el pregonero, el veterano atleta ribereño Santiago Manguán, e inmediatamente después la reina, de las fiestas, Andrea Peña, quien en su mensaje hizo un llamamiento a que se estos días se dejen de la do las reivindicaciones y se disfrute de los actos festivos programados «porque las fiestas las hacemos nosotros, y sus damas, Sonia Sancha y Beatriz Abad.
A partir de ahí durante más de una larga hora los representantes de clubes de jubilados, los peñistas de todas las edades -destacó la presencia de muchísimos niños, algunos de muy corta edad- y los integrantes de las distintas asociaciones fueron desfilando por el escenario habilitado en la explanada. En riguroso turno fueron pasando ante la patrona para depositar los cientos de ramos a los pies de la pequeña talla que se muestra para la ocasión y que, una vez colocados en el armazón conformaron un colorido manto vegetal.
Dentro del desfile llamó especialmente la atención el burro que habitualmente acompaña a la Peña Tierra Aranda, que fue uno de los motivos más fotografiados del acto, la réplica del monaguillo de la Virgen de las Viñas que porta la Peña La Ribera customizada con su indumentaria y que este año ha alzando su mayoría de edad, o la peña El Niño de la Capea que realizó la ofrenda junto a miembros de la Peña El Capote, de Palencia, con la que se acaba de hermanar.
Como ya es también habitual desde hace bastantes años, como broche a la ofrenda floral, los integrantes del grupo danzas de la Escuela Municipal de Folclore deleitaron al público con una exhibición de bailes tradicionales. Inmediatamente después dio comienzo una misa en el interior del templo a cuyo término se cantó la popular salve.