Más de 200 trabajadores ocupados en las obras y un nutrido grupo empresas proveedoras locales e internacionales están inmersos en el proyecto de modernización y ampliación de la fábrica de tablero aglomerado de Castañares, en la que Kronospan invertirá cerca de 100 millones de euros en dos fases. Se prevé que los trabajos de la primera, que han comenzado hace dos semanas con un presupuesto de 60 millones y que obligarán a parar la actividad de planta desde el 7 de julio hasta el mes de septiembre, culminen a finales de este año.
La multinacional, que acomete una de las mayores inversiones realizadas en Burgos en la última década, está inmersa desde hace un año en un complejo proyecto en el que cuenta con el apoyo de expertos internacionales del sector. Los trabajos previos incluyen la compra de suministros, maquinaria y servicios, que también benefician a proveedores locales. «Como cálculo general, en nuestra actividad, por cada empleo directo en la planta (unos 180)se generan 8 indirectos entre transportistas, personal de talleres, de empresas madereras y de servicio».
Como ejemplo, más de 50 personas están trabajando en el desmontaje de una de las antiguas prensas de Interbon.
Las primeras actuaciones se centran en el área de preproducción, en la parte trasera del complejo, donde se construye una gran nave de almacenamiento de materias primas de 20 metros de altura que evitará totalmente las voladuras del polvo de madera habituales en la manipulación del serrín, las astillas y los troncos. A esta nave se sumará la instalación de un nuevo secadero dotado con una caldera de biomasa (que se instalará a finales de año) más eficiente energéticamente y en emisiones, la modernización de la zona de preparación de astillas, la extensión de la prensa y una nueva línea de acabado.
Kronospan detalla que la planta va a pasar de utilizar un 40% de madera reciclada en su actividad (palets, muebles, restos de podas...) a un 90%, manteniendo la calidad y acabado de sus productos. Si bien en esta primera fase su producción se mantendrá en torno a los 1.000 metros cúbicos de tablero aglomerado diarios, con la modernización la fábrica ganará en competitividad, optimización de costes y será más sostenible y eficiente medioambientalmente. «Queremos convertir Burgos en una de las instalaciones de su sector más grandes y competitivas del sur de Europa», señala la dirección.
En la línea de eficiencia medioambiental, la maderera pone especial hincapié en la instalación de un WESP (Wet Electriostatic Precipitator), básicamente, una chimenea dotada con un filtro electrostático húmedo que canalizará y procesará todas las emisiones de la fábrica, una de las cuestiones que más recelo y protestas habían desatado entre los vecinos de Castañares. «Una parte muy importante de la inversión se va a destinar a mejoras medioambientales para cumplir con las Mejores Técnicas Disponibles (MTD)».
Estratégico.
En su presentación del arranque de las obras de la primera fase, Kronospan subraya el mensaje de que Burgos es un «emplazamiento estratégico» para los plantes del líder mundial del tablero aglomerado, que factura más de 4.000 millones de euros, cuenta con 14.000 trabajadores en plantilla y 42 fábricas en Europa, principalmente, Estados Unidos y China.
«Aunque la fábrica de Castañares tiene un enfoque comercial al mercado local, nuestras previsiones apuntan a que entre el 40% y el 50% de la producción se destine a la exportación», señalan. En la actualidad, desde Burgos se exporta a países europeos como Portugal, Francia, Gran Bretaña, Italia; a África (Marruecos, Túnez, Argelia y Egipto); Oriente Próximo (Líbano, Turquía, Irán, Jordania e Israel); América (México, Estados Unidos, República Dominicana y Colombia).
Culminada la primera fase de la inversión en 2015, el proyecto de la maderera pasa por invertir otros 40 millones «en un periodo por determinar dependiendo del comportamiento del mercado» para aumentar la capacidad productiva de Castañares.