Destaca que cada vez hay una mayor concienciación en torno a los problemas que entraña dormir mal y que el conocimiento de la población también ha ido en aumento a este respecto. Sin embargo, este especialista lamenta que en España no hay una red asistencial adecuada en Medicina del Sueño. Y eso que entre un 20 y un 30% de la población requiere consultas médicas por este motivo. De ellos, entre un 4 y un 6% sufre apnea.
¿Qué es y qué objetivos tiene la Sociedad Española del Sueño que preside?
Es una sociedad científica que reúne a especialistas de diferentes áreas del conocimiento. Fundamentalmente son neurofisiólogos, neumólogos, pediatras, otorrinos, neurólogos, psiquiatras y algunos psicólogos y personal de enfermería. En total, 385 profesionales e investigadores.
En su propia web, la SES se define como «el máximo exponente para el desarrollo de la investigación e impulso de la Medicina del Sueño en España». ¿La crisis también ha supuesto un freno para la investigación de la Medicina del Sueño en nuestro país?
Sí, porque además Medicina del Sueño es una especialidad joven en su desarrollo. Existe desde hace mucho tiempo la inquietud por estudiar el sueño pero la SES es relativamente joven. Hay que tener en cuenta que estas sociedades se crean para la investigación y el conocimiento, y justo cuando se puso en marcha impactó la crisis, lo cual ha retrasado la capacidad de generar estudios. No obstante, hay un buen sustrato de gente investigadora y muchos proyectos en marcha. Además,los grupos españoles de sueño son muy reconocidos a nivel internacional.
¿En qué aspectos se necesita investigar más?
Hay diferentes aspectos. Algunos están ligados al conocimiento básico y a los mecanismos íntimos del sueño, el porqué se produce, las funciones que tiene... Son cuestiones que preocupan mucho. Pero sobre todo lo que más se necesita es investigar en la aplicación de los trastornos y los problemas que se generan durante el sueño con el impacto que tienen sobre la vida de las personas. Ése es el campo más importante y al que más tiempo se dedica.
Hace tres semanas, el domingo 29 de marzo, tuvimos que adelantar una hora los relojes para adaptarnos al horario de verano. La Asociación para la Racionalización de los Horarios Españoles ha reclamado que España regrese al huso horario que le corresponde, el que marca el meridiano de Greenwich y que ya se emplea en Portugal y Gran Bretaña. ¿Comparte esta demanda?
La posición de la SES es también la de reclamar el pertenecer al meridiano de Greenwich. Creemos que hemos perdido una oportunidad de nuevo de no cambiar la hora y quedarnos en la que nos corresponde, que está más ligada al perfil de la luz y la oscuridad. Y tiene más lógica desde el punto de vista fisiológico y mucha más trascendencia desde la conciliación de la vida de las personas con el trabajo u otras cuestiones.
Se dice que con el cambio de hora todos sufrimos la adaptación al nuevo horario. ¿Es tan problemático como algunos lo pintan?
Se produce un trastorno porque el prolongar las horas de luz a mucha gente le retrasa el tiempo de irse a la cama y lo que no cambia es el horario laboral. Por tanto, sufre un desfase que tiene consecuencias en términos de somnolencia y de ritmos.
¿Tiene pacientes que le consultan a este respecto?
Exactamente por el cambio de hora no, pero sí por los trastornos del ritmo de sueño. De hecho, es una de las consultas más frecuentes. Si no directa, sí indirectamente.
¿Y por qué cree que no se modifica esta decisión que, por cierto, se adoptó en tiempos de Franco?
Sí, fue una decisión política que se tomó en época de Franco por alinearnos con Alemania. Y creemos que se debe a una razón política.
Hablando de racionalización de horarios, ¿considera que en España los horarios laborales chocan con el descanso?
Sí, hasta el punto de que uno de los problemas más frecuentes que nos encontramos es el de la privación de sueño. Un gran porcentaje de personas en España, en nuestro entorno, lo sufre. Más de un 30% de la población funcionamos con deprivación de sueño, con horarios de sueño inferiores a las seis horas. Y eso no es un dato numérico sólo, sino que tiene consecuencias sobre la salud que desde el punto de vista de la evidencia médica existen.
¿Cuáles?
Desde las que todos podemos imaginar como somnolencia, cansancio o la función neurocognitiva disminuida a problemas, por ejemplo, cardiovasculares. Los más habituales, cardiopatía isquémica e ictus. Pero sobre todo habría que llamar la atención en algo que tiene un cariz epidémico, mucho más que el tabaco, en mi opinión, y que es el tema de la obesidad infantil. También hoy sabemos que dormir menos de seis horas y dormir de forma muy fragmentada -me refiero por ejemplo a la trascendencia que tiene el trabajo a turnos- tiene mucho que ver con la obesidad.
Habla de un mínimo de seis horas, pero hay personas que ‘presumen’ de necesitar dormir pocas horas para sentirse descansados. ¿Qué mínimo recomienda usted?
La recomendación general, en la que se mueve la mayoría de la población, es la de dormir de noche y un mínimo de siete horas. Lo demás es equiparar el tiempo de sueño a un tiempo perdido, sin trascendencia económica. Es un suicidio biológico dormir pocas horas o dormir a ritmos cambiantes. No estamos diseñados para eso.
¿Hay que enseñar a dormir a los niños?
Sí, hay que trabajar activamente con periodos de sueño estables, con asociar la cama con el sueño, el tiempo de descanso... Los hábitos son fundamentales. Muchos insomnios en los niños son conductuales. Es decir, están ligados a no enseñarles que su cama es ésa y que hay que dormir ahí y que es el tiempo de dormir. O muchos trastornos del ritmo de sueño pueden estar inducidos por la educación que se da. Me refiero a situaciones en las que uno tiene que dormir por el día y hay que bajar las persianas de casa para que el niño duerma más horas. Es decir, todo ese entramado es bueno controlarlo y educarlo.
¿Es partidario de la siesta en todos los casos? Y en caso afirmativo, ¿con qué duración?
Hay mucho escrito científicamente sobre la importancia de la siesta. La realidad es que biológicamente en esas horas del día se produce un aumento de síntesis de sustancias que favorecen cierta tendencia a la somnolencia. Desde el punto del bienestar, la siesta parece razonablemente buena. Desde el punto de vista de sus efectos biológicos, hay opiniones de todo tipo pero no hay estudios con un nivel de evidencia claro. Lo que sí es importante interpretar es que siestas cortas son normales y siestas muy largas pueden estar escondiendo un síntoma de somnolencia excesiva que puede estar ligado a ir muy deprivado de sueño o a alguna enfermedad relacionada con el sueño.
¿Cuánto debe durar una siesta ‘ideal’?
Unos 20 ó 30 minutos son periodos de descanso muy satisfactorios.
El pasado 13 de marzo se celebró, por octavo año consecutivo, el Día Mundial del Sueño (DMS), en esta ocasión focalizado especialmente en el insomnio. El eslogan elegido fue ‘Cuando el sueño es reparador, la salud y la felicidad abundan’. ¿Es así?
En general, sí. Cuando uno tiene un buen sueño, un tiempo de sueño adecuado y reparador, en general el bienestar durante el día es correcto. Uno se encuentra bien, activo y dinámico. Y eso está muy ligado a un concepto, no total, pero sí parcial de felicidad. La idea es que el sueño es un proceso biológico para vivir y para vivir bien. Por tanto, reducir o interrumpir ese periodo lo único que hace es alterar tu bienestar.
De hecho, siempre se ha dicho que nos pasamos un tercio de nuestra vida durmiendo...
Si uno reflexiona sobre ello, parece bastante ‘ridículo’ pensar que un tercio de nuestra vida estamos en un estado que no sirve para nada, en el que ni sientes ni padeces. Pero ese concepto general es bastante erróneo. Y hoy sabemos que no es así. Durmiendo se producen cambios biológicos tan importantes que muchos de los procesos de enfermedad que vemos con patrones de día están ligados y originados durante la noche. Y esto hoy poca gente lo discute.
¿Qué porcentaje de la población tiene problemas de sueño?
En general podríamos decir que cada día todo el mundo tienen probabilidades de tener problemas de sueño porque es un periodo muy vulnerable. Pero problemas que necesiten consulta médica, entre un 20 y un 30% de la población. Y una cosa importante es que hay un porcentaje elevado de personas que tienen problemas de salud en relación con el sueño y que, sin embargo, su acceso sanitario es limitado porque no hay una red asistencial en Medicina del Sueño correctamente establecida.
Sin embargo, en eso se habrá avanzado en los últimos años, al menos en cuanto a que hay una mayor concienciación de los problemas ligados a la falta de sueño.
Digamos que existe un incremento de la conciencia o del conocimiento de la población general a este respecto, pero una ausencia absoluta de la gente que dirige la Sanidad Pública en España.
Y supongo que ésa es una reivindicación de la SES.
No es una reivindicación, es una necesidad de la población afrontar los problemas relacionados con el sueño y darles el rango que se merecen. Obviar esto está generando cantidad de problemas a diario.
Usted lleva años trabajando en torno a la apnea del sueño, la enfermedad que más se asocia con un riesgo de accidente. ¿A qué porcentaje de la población afecta?
Entre un 4 y un 6% de la población.
Ustedes, desde la SES, han recomendado incluso que se tenga en cuenta a la hora de expedir los carnés de conducir...
Hay multitud de enfermedades que pueden impactar en la aptitud para la conducción de vehículos. Por ejemplo, la vista o la función neurológica. De entre todos los procesos que se asocian con temas relacionados con accidentabilidad, la apnea del sueño es, si no la más importante, una de las más relevantes. Y además se da la circunstancia de que es una enfermedad tratable. Una vez que están en tratamiento, los riesgos disminuyen. Por lo tanto, lo que se ha hecho a nivel europeo y en lo que ha participado la SES y yo en particulares regular los niveles de aptitud en relación con la apnea para la conducción de vehículos, pero no desde el punto de vista restrictivo y de persecución. Se trata de ser conscientes de que cuando uno tiene una condición que limita la conducción de vehículos, hay que buscar la asistencia sanitaria correspondiente y curarlo.
En abril del año pasado se dio a conocer que el HUBU había sido acreditado como Centro de Medicina del Sueño. ¿Qué lo hace ser un referente?
Eso implica que los procesos asistenciales que realizamos aquí han sido auditados y reconocidos como de calidad adecuada o alta y tanto desde el vista asistencial como docente e investigador. Y eso es un proceso de control de calidad de nuestros propios actos. Por tanto, es un compromiso de la Unidad de Sueño con la sociedad en el sentido de auditar lo que hace. Y eso posiblemente haga que seamos al menos un referente teórico porque en la práctica, por ser referente, recibimos cero recursos. En la Unidad del Sueño somos 15 personas, de las que aproximadamente el 50%están ligadas a la investigación.
¿Cuántos pacientes atendieron en 2014?
Vimos en consulta a 3.195 y, por ejemplo, realizamos 1.883 estudios de sueño por la noche en domicilios. Asimismo hubo 1.153 consultas de enfermería. Por otro lado, es muy destacable el diferente perfil de los pacientes que se estudian de forma que es de las pocas unidades en toda España que hace tratamiento y diagnóstico en niños desde que tienen meses hasta los 16 años. Yen 2015 tratamos a 375 niños.
¿Es verdad que con la edad se tiende a dormir menos?
Sí, el perfil de sueño va cambiando desde que naces. Se va acortando el tiempo total de sueño y eso hay que saberlo.
El ronquido no entiende de edades y no siempre está ligado a la apnea del sueño...
No, es un síntoma muy prevalente y muy inespecífico. Esto quiere decir que no identifica enfermedad con fiabilidad. Pero es algo sobre lo que hay que indagar para poder descartar enfermedades.
¿Y hay algún truco para acabar con los ronquidos?
Hay recomendaciones y hay tratamientos. Las recomendaciones están ligadas a los hábitos:alcohol, nivel de medicación hipnótica que favorece mucho el ronquido, al exceso de peso, a la hora en que se come y se cena y se va a la cama, y también a la posición corporal. De hecho, dormir de lado disminuye mucho el ronquido. Y también hay tratamientos médicos reconocidos, cuando se ha descartado una enfermedad, que son muy eficaces para que el ronquido desaparezca. Y fundamentalmente son dispositivos de avance mandibular, que hacen los estomatólogos. En algunas comunidades autónomas, en pacientes con apnea del sueño leve, este tratamiento médico está reconocido y financiado, pero no así en Castilla y León.
Por último, alguna regla de oro para dormir bien...
La regla fundamental es tener un buen día. Para la población mayor es muy importante ligar nuestra vida al ciclo de la luz y la oscuridad. Es decir, exponerte a la luz de la mañana, poder hacer algo de ejercicio por la mañana, mantener un horario de sueño estable por la noche sin prolongar mucho las jornadas de trabajo con luz artificial... Es decir, preparar el sueño. Disminuir la actividad física e intelectual. Una costumbre que altera mucho el ritmo de sueño es trabajar con las pantallas de los ordenadores hasta última hora. También es importante regular el ambiente en que uno duerme: la temperatura, la luz y el ruido, así como mantener la liturgia que rodea al sueño.