Eucharistia ya es oficial. La infanta Elena fue la encargada de inaugurar ayer la muestra de arte sacro, décimo novena de las organizadas dentro de Las Edades del Hombre, que hasta el próximo 10 de noviembre se podrá visitar en los dos principales templos de la capital ribereña, las iglesias de San Juan y Santa María, culminando así un proyecto que arrancó en mayo de 2010, que la Junta de Castilla y León considera el evento cultural y turístico de referencia de este ejercicio y que se confía en que deje réditos, en cuanto a afluencia turística y promoción patrimonial, más allá de la fecha de clausura.
Con su estreno, la capital ribereña será durante los próximos seis meses «punto neurálgico de arte y cultura» con una oferta expositiva que pretende ser un «estímulo de fe para los creyentes y para todos un motivo de deleite artístico y una ocasión propicia para descubrir los valores culturales y religiosos de nuestra tierra». Con estas palabras resumió el arzobispo de Burgos, Francisco Gil Hellín, durante la única, y breve, disertación oficial que hubo durante el acto protocolario de apertura de la muestra de arte sacro, los fundamentos de la selección artística que desde hoy se puede visitar con normalidad en la villa.
Sin embargo, la expectación ayer no la levantó la muestra, de la que ya se conocían prácticamente todos los elementos y que habrá tiempo para visitar, sino la presencia de la infanta Elena en la localidad. Una visita que ella misma resumió, asegurando que la exposición le había parecido «muy bonita», hasta tal punto que le resultaba muy difícil destacar ningún aspecto concreto. Además, adelantó su disposición a volver a visitarla con más tranquilidad, algo que ya realizó con Credo, la muestra celebrada en Arévalo en 2013.
No podía faltar, como recuerdo de su visita, la foto en la fachada de Santa María. - Foto: Luis López Araico
PUNTUALIDAD BORBÓNICA
Con escrupulosa puntualidad, después de que el helicóptero que la trasladó desde Madrid aterrizara en un solar anexo a El Montecillo, diez minutos antes de las 11:30 la representante de la Casa Real aparecía en la plaza de Santa María acompañada por la alcaldesa, Raquel González, la vicepresidenta del Gobierno, Soraya Sáenz de Santamaría, el presidente de la Junta de Castilla y León, Juan Vicente Herrera, y la consejera de Cultura, Alicia García, y recorría unas pocas decenas de metros recibiendo la tibia pero afectuosa acogida de los arandinos que se citaron en la zona.
Tras los saludos protocolarios y la ‘foto oficial’ ante la fachada retablo de la que muchos consideran catedral de la villa, comenzó el recorrido por el interior de los templos, primero Santa María y luego San Juan, para lo que recorrió a pie los cien metros que separan ambos inmuebles. En ambos estuvo acompañada por el comisario de Eucharistia, Juan Álvarez Quevedo, y el secretario general de la Fundación, Gonzalo Jiménez, que se encargaron de darle cuantas explicaciones solicitó sobre la muestra. «La he visto muy interesada y ha entendido perfectamente el guión de la exposición. Es una cosa por la que más atraída se sentía, por el guión y el motivo por el que estaba colocada cada obra en cada lugar», indicó a la salida Álvarez Quevedo.
Todos los presentes en la comitiva real destacaron la sencillez y cercanía mostrada a lo largo de los cerca de 90 minutos que duró la visita, lo que hizo más fácil el protocolo de los que la seguían. «Yo me he encontrado muy a gusto», señaló José Luis Guijarro, administrador parroquial de Santa María. Asimismo, coincidieron en subrayar el interés mostrado por distintos aspectos de la muestra, la atención con la que siguió las explicaciones proporcionadas por algunos de los autores contemporáneos con obra en Eucharistia presentes en el acto, como el arandino Carmelo de la Fuente, o las referencias a la familia real que encontraba a su paso, como en un cuadro de Francisco Saiz de la Maza o los escudos de Felipe ‘el hermoso’ y Juana de Castilla que coronan la fachada de Santa María.
Ya en el interior, ella misma hizo partícipes a los presentes de la posibilidad de volver a visitar Aranda y la exposición más adelante e, incluso, apuntó la posibilidad de hacerlo con sus hijos, Felipe Juan Froilán y Victoria Federica. Preguntada por las edades de sus retoños, aseguró que ya tienen la suficiente para que vayan aprendiendo y acercándose al mundo del arte.
Una visita que culminó recibiendo una tarea, la que a la salida de San Juan le encomendó el alcalde de Caleruega, José Ignacio Delgado, quien le pidió su intercesión para conseguir que la pila bautismal de Santo Domingo, en la que ella misma está bautizada, retorne a la localidad, al menos en 2016, coincidiendo con el octavo centenario de la fundación de la Orden de Predicadores.