Del 'sorpasso' al repaso

Antonio Pérez Henares
-

Los socialistas están eufóricos, pero quien ha ganado las elecciones en la izquierda ha sido Podemos y Pedro Sánchez sigue sin enterarse

El batacazo municipal del PP es incuestionable. Pero aún así, han ganado las elecciones en número de votos. Que es algo que se supone alguna importancia puede tener. Pero que los populares estén en plena convulsión por su pérdida de poder territorial es más que lógico. A lo que cada vez le encuentro menos sentido es a la alegría del PSOE.
 Los socialistas están, en apariencia, eufóricos. Va a volver a pillar cacho y poder. Sí, pero no entiendo el tan contentos. Hasta Carmona que ha sacado nueve concejales en un Madrid donde la izquierda radical, o como se llame, ha logrado 20. Pues nada, encantado de haberse conocido.
 Madrid podría suponerse un caso extremo. Pero no lo es. Resulta que es tendencia. Quien ha ganado de verdad las elecciones en la izquierda ha sido Podemos. Sánchez no se entera y está tan contento, pero Susana Díaz, que tiene luces más largas, ve asomar el peligro. Y de la misma manera que Juan Vicente Herrera en el PP es ella quien da la voz de alarma ante sus anestesiados compañeros que han pasado de abjurar de los podemitas a comerles en la mano sin percatarse que ya los tienen empezados. Que se han comido a Izquierda Unida y que ahora ellos son ya el siguiente bocado, el plato principal. No es Pedro Sánchez quien dirige el encaste izquierda      -lo de la casta ya solo es para el PP- sino que va del ramal de Iglesias y Errejón. Muy feliz, eso sí.
 
Encuestas metroscópicas. Confieso mi error de percepción. Nunca pensé que esas encuestas metroscópicas estuvieran en razón. Pero lo estaban. No creí que la táctica electoral fuera a ser tan acertada, pero lo ha sido. Sus seguidores han votado con precisión quirúrgica. Si en los ayuntamientos no habías papeleta del círculo morado, votaban a IU y si tampoco a PSOE, pero sí tenían la suya, todos, y con todos una porción importante de exvotantes socialistas era la que cogían y depositan. Y así han logrado, allá donde se han presentado, en las grandes ciudades darle no el sorpasso sino el mayor repaso de la historia democrática al PSOE. Les han pegado una pasada atroz y encima les aplauden a rabiar. Porque «ha ganado la izquierda» dicen, y es, en buena medida, verdad. Pero es que la izquierda en muchos sitios, en los importantes y trascendentales, no es «su» izquierda. Ahora son ellos como aquellos del PCE que en 1979 se rindieron ante el empuje felipista. De hecho, Manuela Carmona es de aquello del 77 que ha resucitado y se toma la cumplida revancha por aquella fagocitación. Seguro que lo piensa cada vez que ve a Carmona en televisión. Como seguro que muchos veteranos que soñaron con ello y lo supusieron una imposible quimera no daban crédito a la explosión y se frotaban los ojos de Zaragoza a Cádiz, de la Coruña a santiago, y de Barcelona a Madrid. El sueño aquel de Julio Anguita se convertía para ellos en realidad. Sueño para ellos, claro. Para mucho pesadilla. Pero para unos y para otros a la mañana siguiente ese dinosaurio estaba allí. Era una realidad
 Este del 24-M ha sido un primer set. El definitivo, set ball-mach ball, se jugará en invierno, a finales de noviembre o a primeros de diciembre. El centroderecha se jugará la Moncloa. La izquierda se jugará, amén de alcanzarla, una cosa más. Cual será su caballo. Que serán dos pero uno saldrá como ganador . Y desde el 24-M ya no tengo tan seguro que se llame Pedro Sánchez. Pero, no soy de exagerar, aún pienso que es quien tiene mayor probabilidad. Pero seguridad no. Esa palabra ha entrado en desuso. Es un valor caduco. Casi de tirarla a la basura. Ya veremos si de aquí a un lustro no andamos como locos buscándola en el contenedor.