Los fuegos rozan la tragedia

R.M.-M.S.B.
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Una carcasa saltó anoche hasta el Puente de San Pablo y provocó quemaduras y una avalancha posterior. 24 personas fueron atendidas y trasladas al Hospital, quedando ingresados 7 de ellos, 4 graves

Un imponente despliegue policial y sanitario trató de agilizar la atención sanitaria. - Foto: Ángel Ayala

Esa tan manida frase que nos asalta con frecuencia en los informativos de radio y televisión que reza que ‘lo que iba a ser una fiesta se convirtió en tragedia’ estuvo a punto de hacerse realidad anoche en Burgos. En el abarrotadísimo centro de la ciudad. A las 23.36 horas, a los 6 minutos de iniciarse los fuegos artificiales, una carcasa saltó de la margen derecha del río Arlanzón hasta el puente de San Pablo y provocó un buen número de quemados y otros tantos de heridos por la avalancha posterior. El concejal de Festejos, José Antonio Antón, cifró en una veintena los heridos de diversa consideración, insistiendo en que ninguno de gravedad y en que todos los sistemas de seguridad funcionaron correctamente tras producirse el accidente.
 
A las dos de la madrugada, desde el Servicio de Urgencias del Hospital Universitario de Burgos se indicaba con más precisión y conocimiento que el número de atendidos se había elevado a 24, quedando ingresados 7, dos de ellos niños de entre 10 y 12 años. También se apuntó que dos de los quemados tenían pronóstico grave y que había una rotura de tibia. A este amplio ‘parte médico’ hay que sumar los heridos de menor consideración que tras ser atendidos en el lugar de los hechos se fueron a sus casas sin pasar por Urgencias.
 
Los fuegos pirotécnicos se suspendieron de inmediato y hasta el lugar, y no sin dificultad, llegaron media docena de ambulancias (UVI móvil, dos ambulancias de soporte vital básico, una ambulancia convencional y dos de la Cruz Roja). Además, estuvieron en el lugar Cuerpo Nacional de Policía, bomberos de Burgos, Agrupación de Protección Civil y un equipo médico del centro de salud de Burgos-San Agustín. Una joven estaba con los ojos vendados y se hablaba de un posible infarto -desmentido por el hospital-, en medio de un caos de idas y venidas, miedos, rumores, fotos con cámaras y móviles, búsqueda de amigos y familiares y las redes sociales hiperactivas.
 
A las 00.42 horas, despejado ya el puente de San Pablo y todo su entorno, la Policía Local lo abría al tráfico rodado. Buena parte de los miles de asistentes a esta sesión de fuegos artificiales, decepcionados y con el susto en el cuerpo, regresaron a sus hogares. El resto, en su mayoría jóvenes, siguió disfrutando de los Sampedros en una noche de temperatura agradable.
 
Además del concejal Antón, estuvieron en primera línea el alcalde de la ciudad, Javier Lacalle; el concejal de Cultura, Fernando Gómez; y el de Seguridad Ciudadana, Salvador de Foronda.
La empresa que ayer tiraba los fuegos era la murciana Hermanos Ferrández, que ya actuó en 2012 sin ningún percance.
 
A lo largo del día de hoy, con más datos y tranquilidad, responsables de la firma pirotécnica y del Ayuntamiento de Burgos analizarán lo ocurrido y las consecuencias económicas y legales que se podrían derivar de este accidente, un fuego que heló la fiesta. Y se decidirá sobre el certamen internacional de fuegos artificiales de Burgos.