Fundado en 1947, la historia de la Unión Esportiva Llagostera, un pequeño club de una población con apenas 8.000 habitantes de la Costa Brava, cambió radicalmente hace una década. Seis ascensos casi consecutivos le han llevado desde la Segunda Territorial catalana hasta el fútbol profesional, con un nombre propio como protagonista: Oriol Alsina, artífice del milagro desde el banquillo y los despachos.
Con el presupuesto más bajo de la categoría y apenas medio millar de socios, la imagen de club familiar de la Llagostera se refuerza con el hecho de que Isabel Tarragó, mujer de Alsina, es la presidenta de la entidad desde 2008. El técnico, tras un fugaz paso por la secretaría del Girona, ha regresado a la Llagostera para compaginar nuevamente su puesto en la dirección deportiva con el trabajo a pie de campo, formando tándem con Lluís Carrillo, una pareja que ha firmado los éxitos más recientes de la entidad y que se ha hecho cargo otra vez del equipo a finales de octubre tras el cese de Santi Castillejo.
La humildad de la Llagostera, que ascendió tras una agónica eliminatoria ante el Nástic, queda evidente en que su estadio, de césped artificial, ni siquiera está habilitado para competir en la división de plata por lo que está jugando como local en la vecina localidad de Palamós.
Pero a pesar de sus limitaciones económicas están demostrando una enorme capacidad para competir con dignidad en la categoría. Para su debut en Segunda el conjunto catalán incorporó el pasado verano a trece futbolistas, algunos con dilatada trayectoria como Diego Rivas, Ruymán o Sergio León, y aunque la primera victoria llegó rápido (en la segunda jornada ante el Leganés), el prometedor inicio duró poco y los catalanes no tardaron en pagar la inexperiencia.
Tras el relevo en el banquillo el equipo parece haber enderezado otra vez el rumbo y jornada a jornada se ha ido ganando el respeto del resto de rivales gracias a ‘hazañas’ como el empate en el Molinón.
Las estadísticas reflejan que los de Carrillo son un equipo que encaja pocos goles (23), aunque sufre para marcarlos. Solo ha hecho quince, un registro muy pobre, y ante la falta de efectividad han tenido que recurir a la estrategia, su mejor arma, ya que las acciones a balón parado les han reportado la mitad de los tantos que suman en su casillero.
El reciente fichaje de Arturo podría invertir esa tendencia. El delantero se destapó como goleador en Segunda B en La Roda y tras un paso poco exitoso por Córdoba y Alcorcón llega con la intención de demostrar que no se le ha olvidado hacer goles.