«Lo importante es que mis bigotes se yergan hacia el cielo como las agujas de la Catedral de Burgos»

R. Pérez Barredo / Burgos
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Siempre irreverente y provocador, Dalí, genio del surrealismo, recurrió al primer templo de la ciudad para sustentar su megalomanía y en Silos contribuyó a un ejercicio de travestismo

Dalí y su musa, Gala, en una imagen que se exhibe en una de las paredes del antiguo Pinedo del Espolón.

Dalí visitó por primera vez Burgos en 1926, un año esencial en su vida. Un año en el que fue expulsado de la Escuela de Bellas Artes de Madrid después de que considerara incompetente al tribunal que debía evaluar su talento; el año en el que expuso por primera vez sus cuadros públicamente en Madrid y en Barcelona; el año en el que viajó también por vez primera a París, donde visitaría el Louvre y habría de conocer a ese genio llamado Pablo Ruiz Picasso. 1926. El artista de Cadaqués protagonizó ese año en Santo Domingo de Silos una anécdota reveladora del desenfado y la audacia de una generación irrepetible.

Acudió el pintor al pueblo burgalés acompañado por Federico García Lorca, la pintora Maruja Mallo y una amiga de ésta, Margarita Manso. Se toparon allí con la prohibición del acceso a la abadía de las mujeres.Mallo, que ya había comenzado a desafiar normas machistas -fue la impulsora del ‘sinsombrerismo’, lo que le valió ser apedreada en la Puerta del Sol por un violento grupo de hombres, indignados al verla destocada- no se arredró. Dalí y Lorca decidieron entonces cederles sus gorras y prescindir de sus chaquetas, que las chicas convirtieron en pantalones.De esta manera, ambas entraron al monasterio. «Fuimos las primeras en impulsar el travestismo a la inversa», escribiría después la pintora surrealista.

A Dalí, que era un provocador nato, le encantó tomar parte de aquella osada iniciativa.El genio del surrealismo no tuvo una estrecha relación con Burgos, ciudad que visitaría en contadas ocasiones.Sí le sirvió su monumento más importante para realizar una de aquellas declaraciones, a caballo entre la megalomanía y la locura, con las que tan suculentos titulares dio a prensa y biógrafos: «Lo importante es que mis bigotes se yergan hacia el cielo como las agujas de la Catedral de Burgos».

En una de las paredes del antiguo restaurante Pinedo del Espolón se exhibe una fotografía que, según su dueños, fue tomada durante una de las visitas del artista y de su musa, Gala, a la ciudad; en la imagen, que no hemos podido confirmar que, en efecto, fuese tomada allí, la pareja posa frente a dos cervezas San Miguel. Mira el pintor al objetivo de la cámara con los bigotes bien erguidos, como las agujas de la catedral.

Salvador Dalí tuvo tres grandes amigos burgaleses: el también pintor y pionero de la abstracción en España Modesto Ciruelos, con quien coincidió en la Escuela de Bellas Artes de San Fernando,  el malogrado compositor Antonio José Martínez Palacios y el también músico y guitarrista ReginoSainz de la Maza.