Agustín Molleda es leonés pero casi burebano desde hace 38 años. Casado con una oriunda de Salas de Bureba, acaba de regresar de su aventura en Perú. «Me fui con la intención de pasarme 36 días recorriendo el país a pie pero una vez allí todos me aconsejaron que no caminara solo porque era muy peligroso así que hice caso al sentido común y realicé los recorridos en autobús», afirma. La experiencia sido impactante y a veces descorazonadora. «Llega un momento que te estresa ver tanta miseria; hambre no pasan pero ver cómo visten, cómo están las carreteras, los tendidos eléctricos, las cañerías, las casas sin acabar, los coches destartalados…», explica. Así que volver a Salas de Bureba ha sido todo un descanso. Lo mejor, asegura, ha sido poder contemplar Machu Picchu. Molleda también ha aprovechado su incursión latinoamericana para entrar en Bolivia y Ecuador.
El leonés tiene ahora 63 años y fue cuando se jubiló en 2007 de su trabajo en una compañía de seguros en Gijón cuando dio rienda suelta a sus ansias de viajar por sus propios medios: a pie. Desde entonces sus zapatos han ‘quemado’ 7.000 kilómetros. Ya se ha hecho todos los Caminos de Santiago de España, Portugal y Francia y también el Camino del Cid entre Burgos y Valencia. Ahora en septiembre, cogerá de nuevo su mochila de 11 kilos donde lleva todo lo que necesita para completar una parte del Camino del Cid que le queda pendiente. Será el tramo entre Valencia y Orihuela, de 300 kilómetros. «Aunque nadie lo entiende, tengo mono de viajar a pie; me gusta más que el avión, el coche o el tren», confiesa.
Con blog
Pero Agustín Molleda no solo anda. También escribe. El pasado mes de mayo salió a la calle el tomo uno de su primera novela titulada Lo que anduve y dejé a los márgenes. La obra se puede conseguir vía on line en distintas plataformas, según él mismo detalla en su blog personal. El tomo dos también está impreso pero pendiente de arrancar su distribución. La incursión literaria de Molleda se completa, hasta el momento, con otras dos novelas ya terminadas y guardadas en un cajón y con otra más que ahora está en fase de elaboración. «Esta última está basada en una historia real sobre un hospicio de León», adelanta. En su residencia veraniega de Salas de Bureba se están escribiendo algunas de sus páginas. «Yo no me puedo parar quieto», concluye Molleda.