15 años de cárcel por asaltar a punta de cuchillo el burdel de Castildelgado

I. Elices / Burgos
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Tres atracadores entraron con pasamontañas, amenazaron al dueño y le robaron dos cajas registradoras con 3.000 euros. El propietario resultó herido durante el atraco

El club de alterne de Castildelgado está situado en el kilómetro 57 de la N-120, la carretera de Logroño. - Foto: Jesús Alcalde de Hoyos

Los tres atracadores que el 4 de abril del año pasado entraron encapuchados al club de alterne de Castildelgado y se llevaron 3.000 euros de la recaudación tras amenazar con cuchillos a su propietario habrán de pasar cada uno cinco años entre rejas por la comisión de sendos delitos de robo con violencia y lesiones.

El atraco se produjo a las 23 horas de aquel día. Uno de los asaltantes era cliente del establecimiento y había llevado a cabo algunos trabajos para su dueño -pequeñas reformas, algunas manos de pintura en algún rincón del establecimiento, etc. De hecho, para explicar su acción aseguró ante el juez, en la vista oral, que acudió hasta allí para reclamarle una deuda por una tarea que no le había pagado. Su abogado esgrimió este argumento para convencer al juzgador de que su defendido era culpable de un delito de realización arbitraria del propio derecho, que solo conlleva una pena de multa.  Pero la sentencia del juzgado de lo Penal número 1, confirmada ahora por la Audiencia Provincial, no da pábulo a esa versión. Señala que si los tres ladrones actuaron para que uno de ellos cobrase lo que se le debía, la Guardia Civil no habría hallado el botín repartido en varios lugares del coche en el que fueron detenidos pocas horas después en la N-232, en Agoncillo (La Rioja).

Lo que queda acreditado es que los tres individuos entraron en el club de alterne con las caras tapadas con capuchas, gorros y pasamontañas. Cada uno de ellos portaba un cuchillo y uno de los atracadores puso el arma blanca en el cuello del dueño del establecimiento para amenazarle y conseguir que le entregara la recaudación de las cajas registradoras. Otro de los asaltantes tomó uno de los taburetes y agredió con él al hombre, que tuvo que ser curado y ahora presenta una cicatriz de 3 centímetros en el rostro como consecuencia del golpe. Se apoderaron del dinero y, tras ello, registraron al propietario, al que robaron el teléfono móvil y 500 euros que llevaba en el bolsillo.

Acto seguido, el gerente del local avisó a la Guardia Civil, que estableció un dispositivo de seguimiento que desembocó en la detención de los autores del robo. En el coche en el que huyeron del lugar fueron hallados los billetes que se llevaron, así como las dos cajas registradoras.

En su defensa, también apuntaron que en el momento en que entraron en el establecimiento no portaban los cuchillos, «que pudieron cogerlos en el lugar de los hechos y que, en todo caso, eran de pequeñas dimensiones». Es decir que no los llevaban, pero si quedaba probado, que conste que eran pequeños. En este caso, la titular del juzgado tampoco traga, entre otras cosas porque otros dos testigos de los hechos declararon que vieron a los tres atracadores cómo entraban en el local cubiertos y blandiendo armas blancas. Una de ellas, por cierto, de 20 centímetros de hoja.

Los tres acusados deben indemnizar también al propietario del negocio con 2.000 euros de indemnización por las lesiones y las secuelas que sufrió durante el atraco.