El caso de las facturas millonarias de telefonía en el Ayuntamiento de Burgos no va a poder ser enterrado bajo ninguna de las versiones sesgadas que hasta la fecha ha ofrecido el concejal de Nuevas Tecnologías, Eduardo Villanueva, máximo responsable político del uso de las terminales y tarjetas de móviles tanto actualmente como en el momento en el que se produjo un consumo desde una línea que superó los 207.000 euros, entre abril y mayo de 2011.
Como este periódico ha desvelado en las últimas semanas, ese gasto vino precedido de otros de hasta 18.000 euros en un mes (que se pagaron) y provocó que la compañía telefónica acabara admitiendo unilateralmente un «fallo administrativo» y anulando la factura más cuantiosa tras la «insistencia» del cliente, a pesar de lo cual, y tras un proceso lleno de sombras y carambolas, se acabaron pagando 134.000 euros de los que, al parecer, 128.000 nunca debieron abonarse por parte del Ayuntamiento.
Pero hay dos hechos que este periódico contrastó y que ha hecho públicos en días anteriores que constituyen la raíz de todo el caso. Uno es que el consumo se realizó y, por tanto, no obedecía a fallo alguno en la emisión de la factura. Y el otro es que se realizó desde una sola línea, concretamente una tarjeta de datos, de titularidad municipal, y en consecuencia la factura en cuestión no obedecía a todas las líneas municipales sumadas, como sostuvo Villanueva. Así que, más allá de despejar las dudas sobre lo que se ha pagado de más o no, lo primero es saber quién realizó ese gasto.
El duplicado. Preguntado por este periódico, Villanueva admitió de inicio ser él la persona que utilizaba la línea (con un número muy concreto) pero posteriormente se desdijo señalando a la sección de Informática del Ayuntamiento como la única que tenía esa tarjeta a su disposición. Es más, llegó a negar tajantemente en conversaciones mantenidas con este periódico que hubiera hecho uso de la misma.
Después, y para apuntalar a Villanueva, el vicealcalde, Ángel Ibáñez, dijo frente a todos los medios de la ciudad que «esa línea no estaba vinculada a corporativo alguno», lo que es tanto como decir que no la usó ningún concejal. Fue en la misma intervención en la que anunció un comunicado asumiendo el error de la compañía que nunca se produjo. Y en la misma en que vino a decir, resumido, que todo fue un error que ya está solucionado.
Pues bien, según ha podido contrastar este periódico de fuentes municipales, el gasto se produjo desde un duplicado de la tarjeta de datos de la sección de Informática que pidió Eduardo Villanueva. Es más, numerosas fuentes han confirmado a DB que los funcionarios del área «se suben por las paredes» por haber sido señalados por el concejal cuando, en realidad y según debería reflejar el informe exigido por el alcalde, Javier Lacalle, Villanueva ordenó un duplicado de la tarjeta para poder usar la línea.
Pero cometió un error. Un error grave. Según las mismas fuentes, el uso de la tarjeta estaba asistido por una tarifa plana pero siempre y cuando el consumo se produjera desde alguno de los terminales a los que estaba vinculada. Al ser utilizada en otro terminal diferente, al parecer un ordenador portátil, la tarifa plana ya no era válida, motivo por el que el consumo de 221 gigas se tarificó correctamente y por eso se giró la manida factura de 207.860,61 euros por el gasto efectuado entre el 17 de abril y el 17 de mayo de 2011.
Salvo que ocurra algo verdaderamente sorprendente, lo que en este caso tampoco constituiría novedad alguna, esa información debería ser puesta en manos del alcalde en el informe que la sección ‘afectada’ por el caso destapado por DB está ultimando, dado que hay corporativos a los que ya se les ha ratificado (al parecer por los funcionarios que mejor conocen la cuestión) que eso fue lo que sucedió.
Y pese a ello, ayer, y a través de su cuenta de la red social twitter, Villanueva aludía a una «caza de brujas» tras la publicación del caso en las páginas de este periódico. Eso ocurrió por la mañana. Preguntado ya por la tarde, después de las reuniones de los técnicos con concejales de la oposición, y en este caso directamente por DB por si quería reconsiderar la versión ofrecida hasta la fecha, Villanueva se limitó a ceñirse «a lo que diga el informe».