Aurelio de Colmenares y Orgaz no fue un aristócrata ocioso dedicado a vivir de las rentas familiares. El séptimo conde de Polentinos, nacido en Madrid en 1873, se convirtió en cronista oficial de la Villa y Corte y dedicó buena parte de su vida a sus aficiones de escritura y fotografía. De esta última da fe una impresionante colección de 10.000 placas de vidrio que se han conservado hasta nuestros días y que son un excelente retrato del patrimonio histórico español a principios del siglo XX, además de un ejemplo costumbrista de cómo vestían o vivían las gentes de la época.
Durante años el archivo de Polentinos has estado reservado únicamente a especialistas, pero en 2008 fue donado al Estado por Ignacio de Colmenares Gómez-Acebo, conde de las Posadas, y desde entonces lo conserva el Instituto del Patrimonio Cultural de España (IPCE). Y ahora, milagro de la digitalización y de internet, puede consultarse on-line.
El IPCE ya disponía de una primera tanda digitalizada de alrededor de un millar de imágenes, pero desde hace unos días ha colgado 4.890 nuevas fotografías de las cuales casi 200 están localizadas en la provincia de Burgos, todas ellas fechadas entre 1894 y 1935.
El conde de Polentinos tenía una notable formación artística. «Era un gran conocedor del arte y el patrimonio», explica el subdirector del IPCE, Alfonso Muñoz. Quizás por eso debió de quedarse embelesado ante la Catedral, que retrata tanto por dentro como por fuera, el monasterio de Silos, la Cartuja de Miraflores o varias de las iglesias del centro de Burgos.
En el mosaico de recuerdos que ahora resucitan en la web del Ministerio de Cultura aparecen también Covarrubias (que apenas ha cambiado), las ruinas de San Pedro de Arlanza o el Palacio de Saldañuela, que pudo conocer en su viaje hacia esos destinos por la carretera de Soria, y en todas ellas se mezclan panorámicas generales con detalles de capillas, retablos, capiteles o esculturas especialmente valiosas.
Pero además, tal y como recalca Muñoz, el conde une a la fotografía patrimonial un marcado interés por la figura humana, sobre todo en su interacción con el entorno, «y una admirable intuición para captar la espontaneidad y belleza de las escenas cotidianas», añade la web del Ministerio.
En sus escenas burgalesas aparecen hombres, mujeres y niños de la época ante la capilla de Los Condestables, proporcionando la escala al conjunto, pero también una simpática merienda «cerca de Saldañuela» en la que se mezclan caballeros de traje y sombrero con dos aparentes monjes, compartiendo viandas ante un elegante carruaje.
Delante de la Cartuja de Miraflores coloca también a dos hombres y un niño. Los mayores parecen ser pastores, y al fondo, junto a los muros del edificio religioso, otro carro con el cochero presto para arrancar llevando a bordo a una mujer que se protege del sol con un paraguas.
El astro rey, precisamente, es el protagonista de otra serie de fotos del conde de Polentinos. Igual que hizo el rey Alfonso XIII, estuvo en Burgos en agosto de 1905 para contemplar un espectacular eclipse de sol que, según habían determinado los expertos, se vería especialmente bien desde las tierras del Cid. El día empezó nublado, pero se despejó. Y la cámara del conde lo reflejó para la historia.
El catálogo digitalizado de la Fototeca, de la cual forma parte la colección Polentinos, puede consultarse en la dirección web: http://www.mcu.es/fototeca_patrimonio