Después de unos días de manifestaciones optimistas sobre el futuro de España, que han llegado tanto desde el Gobierno como desde Europa, ayer fue el propio presidente del Gobierno, Mariano Rajoy quien, por dos veces en un mismo día, se atrevió a dar una fecha para la salida de la crisis: 2014.
Por la mañana en una entrevista a una emisora de radio, el popular aseguró que 2013 será mejor que 2012, aunque «no se tocará suelo todavía», y que en 2014 ya habrá crecimiento económico en el país. Posteriormente, en su comparecencia vespertina en el Pleno del Senado, reiteró sus previsiones de cara a los dos próximos años. «La situación es muy difícil», aseveró el jefe del Ejecutivo ante el resto de grupos políticos, y añadió que «no es fácil en pocos meses hacer frente a todo lo que ocurrió en este país en siete años».
No obstante, el mandatario avanzó que este año la economía caerá menos del 1,5 previsto y que, por tanto, se reducirán menos empleos de los calculados inicialmente (se estimaba una destrucción de 600.000 puestos de trabajo). «Yo creo que van a ser algo menos, igual que el crecimiento económico va a ser mejor que el que habíamos vaticinado», subrayó.
Asimismo, hizo hincapié en que piensa «darle la vuelta, más adelante» a algunas de las medidas que ha adoptado para corregir el déficit, especialmente a las subidas de impuestos y más concretamente al alza del IRPF. «Nos gustaría bajarlo en 2014 y esperamos poder hacerlo».
En esa misma línea, el presidente insistió en que no ha incrementado los tributos «por gusto» y que entiende «perfectamente» el descontento ciudadano respecto a ésta y otras iniciativas llevadas a cabo por su Gobierno, pero recalcó que estas medidas, que definió como «duras, difíciles e incómodas», son las que permitirán la recuperación del país.
A renglón seguido, Rajoy subrayó que su «objetivo capital» es el crecimiento económico y la creación de puestos de trabajo y que la reducción del déficit es «la primera de las prioridades». No obstante, advirtió de que es «imposible fomentar el empleo cuando las Administraciones gastan más de lo que ingresan» y cuando se tiene una deuda externa de casi un billón de euros.
En cuanto al posible rescate europeo, Rajoy señaló que una de las cuestiones pendientes de aclarar antes de decidirse a pedir o no la ayuda que active la intervención del Banco Central Europeo (BCE) es conocer cuánto ayudaría esta medida a rebajar los costes de financiación de España en los mercados de deuda. Por ello, apuntó a que acudir a Bruselas debería relajar la prima de riesgo hasta el entorno de los 200 enteros. «Si nos quedamos en el mismo precio que hay no tiene sentido», recalcó el popular, quien reiteró que la decisión de solicitar o no el rescate corresponde «única y exclusivamente» a España.
Disposición al diálogo. Otra de las cuestiones polémicas de las últimas semanas es la quimera secesionista planteada por el presidente de la Generalitat, Artur Mas, a quien el jefe del Ejecutivo central advirtió de que se está «equivocando y mucho» con la deriva soberanista en la que, a su juicio, pierden «el conjunto de los españoles y, en especial, los catalanes». En cualquier caso, mostró su disposición a dialogar y hablar.
El gallego señaló que al presidente del Gobierno de la nación «se le puede pedir de todo», salvo una cosa, que «incumpla la ley», y por eso ha insistió en que está dispuesto a entablar conversaciones, pero no a las «imposiciones». Rajoy añadió que el mandatario regional tiene una «enorme responsabilidad» a la hora de resolver el «problema» que «con su actitud ha creado».
En cuanto a la implantación en Madrid del euro por receta, que ya estaba vigente en Cataluña, el presidente del Gabinete fue tajante: «A mí no me gusta». Por ello, el popular anunció que negociará con ambas regiones para que supriman la medida porque quiere un sistema sanitario «en el que todo el mundo sea tratado igual». Al respecto, el líder del Ejecutivo madrileño, Ignacio González, subrayó que su Comunidad «siempre está abierta al diálogo», aunque recalcó que mantendrá su decisión. Por su parte, su homólogo catalán instó a Rajoy a que explique ante la UE por qué lo rechaza.
El líder conservador rechazó la medida porque rompe con el sistema equitativo e igualitario que pretende el Ejecutivo, ya que en estos dos territorios el paciente «paga dos veces» por un mismo medicamento. No obstante, subrayó que, antes de recurrir ante el Tribunal Constitucional «espera llegar a un acuerdo».