En una zona verde, en la que en primavera el aroma y colorido de las lilas se conjuga con la sombra de frondosos árboles, junto a las antiguas escuelas, a apenas unos metros de la casa en la que vivió... Ese es el lugar escogido por los vecinos de Fuentecén para rendir homenaje a uno de los hijos de la localidad, el pintor artístico Fabri Martínez. Un monolito recuerda desde ayer la vinculación de este artista, desaparecido el año pasado, con esta localidad ribereña en la que nació y a la que siempre permaneció unido, como demuestra su implicación en la rehabilitación de la ermita de la Inmaculada Concepción, de diferentes tallas de la parroquia, a la que regaló poco antes de morir un excelente cuadro de la Anunciación, o las pinturas murales de la Casa Consistorial, recordó José Manuel López, presidente de la Academia Fernán González y cronista oficial del municipio.
La Corporación en pleno, reconocía la alcaldesa, Teresa Ortega, se implicó enseguida en dar forma a este homenaje, fraguado en apenas unos meses y con el que se quería recordar «a una persona muy querida en el pueblo, que aportó mucho, cuadros, murales..., por lo que para nosotros ha sido un acto muy agradecido».
Era la viuda de Fabri, Teresa Ara, acompañada de su hijo, Francisco Javier, la encargada de descubrir el recuerdo pétreo que informará a locales y fuereños la estrecha vinculación que Fabri tenía con su pueblo. «Él quería mucho al pueblo, pero su pueblo también lo quería mucho a él. Estuviera donde estuviese siempre lo nombraba porque se ha criado aquí, y le tiene un cariño especial, a él y a sus gentes», reconocía Teresa.
En definitiva, un acto sencillo al que se sumaron numerosos vecinos con el que, como señalaba el cronista de Fuentecén en su semblanza, solo se perseguía tener un recuerdo para «un hombre bueno, que veía la vida con la ilusión y la limpia mirada de los niños, que vivía con entusiasmo su trabajo, que realizaba con total sencillez y modestia, con total naturalidad, sin darse la más mínima importancia, sin buscar nunca honores y reconocimientos. De ahí que sea justo que sus paisanos le recuerden y le agradezcan tantos años de entrega silenciosa».
El homenaje, además, se ha convertido en una excelente oportunidad para conocer algo más en profundidad la obra excepcional de Fabri. La cesión altruista de cuadros, tanto a cargo de la familia como de numerosos paisanos que atesoran en sus casas algunos de sus trabajos, han permitido reunir una treintena de sus lienzos que durante todo el fin de semana podrán contemplarse en el Centro Cultural Carmelo de la Fuente de la localidad.