Las peores predicciones se cumplieron y ninguna compañía aérea ha presentado ofertas para volar desde Villafría por 600.000 euros al año. Ayer acabó el plazo y el desinterés total ha quedado confirmado, con lo que ahora al Consorcio le toca decidir cuál será su siguiente movimiento mientras crecen los temores en torno a una infraestructura que, sin vuelos comerciales desde el verano, tiene un número de usuarios mínimo.
El Gobierno decidió recientemente una «flexibilización» del horario que en la práctica supone reducirlo salvo en casos de demanda puntuales y el fantasma del cierre se aviva con situaciones como la que ahora se genera en Burgos.
El organismo de promoción en el que participan el Ayuntamiento y la Diputación se reunirá este viernes para analizar el fracaso del pliego, pero ayer el alcalde dijo que «suplir la retirada del dinero de la Junta», que aportaba más de 2 millones para que volara Air Nostrum, «es prácticamente imposible». Javier Lacalle deslizó así un mensaje pesimista mientras lanzaba «una crítica muy clara a quien ha tenido la conversión de San Pablo», en referencia al PSOE, a quien acusó de haberse opuesto «siempre a dedicar un solo euro al aeropuerto y ahora viene diciendo que le parece poco» lo que ponen las administraciones.
De hecho, el portavoz del PSOE Daniel de la Rosa mantiene su apuesta por un mayor esfuerzo económico y valorará «en función de lo que ocurra el viernes» elevar las cantidades que ponen Consistorio y Diputación para acercarse al millón con el que trabajan otros aeropuertos similares. «Si no, a medio plazo Villafría se cerrará», sentencia el concejal socialista, quien lamenta que «nos podíamos haber ahorrado 3 meses» con el pliego recién fracasado.
Por su parte el concejal de Ciudadanos Vicente Marañón es más partidario de mantener las cantidades actuales «sin cerrarnos ninguna puerta, estando abiertos al menos durante todo este año 2016 para ver si llega algún interés del sector». Marañón cree que «no podemos pretender que el sector se adapte al Consorcio» y cree que el fiasco de este concurso «se debe a una mezcla de dinero y de plazos».
Imagina es contraria a la financiación con dinero público porque cree que simplemente supone «una respiración artificial» y apuesta por su uso logístico.