Siete montes ubicados en distintos pueblos de la zona de Pinares (Regumiel de la Sierra, Palacios de la Sierra, Quintanar de la Sierra y Canicosa de la Sierra), así como en el norte de la provincia, San Martín de Don, Berberana, Villalba de Losa y en los alaveses Cuartango y Délica han entrado a formar parte de la iniciativa de la Junta «Apadrina un bosque» o, lo que es lo mismo, necesitan financiación privada para poder encargar la documentación necesaria (los Proyectos de Ordenación Forestal), que garanticen una correcta gestión forestal de cada uno de ellos en los próximos diez años.
La Consejería de Medio Ambiente presentó el pasado agosto la iniciativa «Apadrina un bosque», pero no ha sido hasta ahora cuando ha hecho público el nombre de las masas forestales para las que se solicita colaboración de la iniciativa privada para poder elaborar los planes de gestión y otros trámites administrativos que si es cierto que no son muy vistosos, son fundamentales para garantizar la supervivencia de un monte. En el caso concreto de Burgos, se busca dinero para el monte 213 (‘Pinar’), ubicado en Regumiel de la Sierra;para el 574 (‘El Pinar’), en la entidad local menor del Valle de Tobalina San Martín de Don; para el monte 47, (que incluye los montes ‘Campiña’ y ‘Bañuelos’ así como el ‘Umbrigüela’ y ‘Abejón’), en Palacios de la Sierra;para el 253 (‘Revenga’), que pertenece a los municipios de Quintanar, Regumiel y Canicosa de la Sierra; y, por último, se buscan fondos para el grupo 9 de Burgos, conocido como ‘Monte Santiago’ (que comprende el ‘Dehesa Canales’ y el ‘Santiago Nancláriz’) y que abarca territorio perteneciente a los municipios burgaleses de Berberana y Villalba de Losa y a los alaveses Cuartango y Délica. Esta gran zona verde es una de las más conocidas y visitadas de la provincia por la espectacularidad del Salto del Nervión.
Aunque este salto de agua, el más alto de España, sea muy conocido, todos los bosques y montes para los que la Junta busca financiación tienen mucha riqueza vegetal y animal, de ahí que fueran de los primeros en la provincia en contar con una planificación específica. Es el caso del monte ‘Revenga’, cuya importancia económica hizo que la Administración empezara a preocuparse de su gestión de forma oficial (es decir, pagando de oficio planes de ordenación), en 1960. Los servicios forestales de la Junta consideran que en esta masa se absorben alrededor de 217.796 toneladas de dióxido de carbono que, por lo tanto, no son liberadas a la atmósfera y no contribuyen a agravar el efecto invernadero y el cambio climático.
Lo mismo ocurre en otros montes como el ‘Pinar’, de Regumiel de la Sierra, que tiene gran variedad de aprovechamientos, pero en las últimas décadas han ido disminuyendo y eso está repercutiendo en la evolución de la masa. En este sentido, los servicios forestales de la Junta han detectado que la disminución de la cabaña ganadera, por ejemplo, está provocando que cada vez haya más maleza, «con la consiguiente pérdida de regeneración de los tramos y el peligro tan grande que se corre con los incendios», especifican. Otro asunto que ha cambiado con respecto a la última vez en la que se hizo un plan de ordenación en esta zona es que de los abundantes recursos micológicos de la zona antes no se planteaba la regulación oficial y ahora sí y, por lo tanto, antes no había beneficios económicos y ahora sí puede haberlos al mismo tiempo que se busca la sostenibilidad de la producción de hongos, sobre todo Boletus Edulis, Boletus Pinicola y Lactarius Deliciosus (níscalos). De ahí que en la información remitida por los servicios forestales para los interesados en este proyecto se indique de forma expresa que ha de contemplarse la posibilidad de crear cotos micológicos en la próxima planificación.
Entonces, para que pueda seguir habiendo un control de la masa forestal, de que se hace una extracción equilibrada de madera y, sobre todo, de cómo repercute todo eso en el bosque, es necesario hacer un plan específico y periódico en los montes de utilidad pública. Hasta ahora lo hacía la Junta de oficio, pero con la situación económica actual afirman que no es posible asumirlo en solitario.
Varios miles de euros
La iniciativa «Apadrina un bosque» pretende contactar con empresas de la región para que financien la elaboración de estos planes de ordenación, que en función de las características y de las dimensiones de cada bosque o monte, puede ser más o menos caro, pero en cualquier caso, el coste suele ser elevado. Según indicaron fuentes de la Junta, estos documentos pueden costar entre seis y diez euros por hectárea en función del tipo de monte, por lo que la Junta no los encargaba para todos los montes de utilidad pública de la provincia (alrededor de 700), sino solo para los más importantes.
Así, en la documentación disponible en la página web apadrinaunbosque.org se desglosa la inversión que tendrían que hacer los interesados en el ‘apadrinamiento’ de forma inmediata y más a largo plazo. Así, para el monte ‘Pinar’, de Regumiel, serían necesarios 42.415 euros para el plan de gestión y otros 18.000 euros para poner señalización. En el de San Martín de Don, el plan costaría 13.906 euros y la señalización, 9.000 euros. En el grupo ‘Monte Santiago’, solo la documentación está presupuestada en 36.788 euros y la señalización en 18.000 euros. El monte ‘Revenga, requiere7.888 euros para el plan y otros 9.000 para los carteles y, por último, la superficie forestal de Palacios de la Sierra ‘Campiña y Bañuelos’ y ‘Umbrigüela y Abejón’ son los más caros de mantener con diferencia. Solo en documentación necesitan una inversión de 52.836 euros y 18.000 euros en señalización.
En todos los casos estas cantidades pueden incrementarse más adelante financiando otras acciones, como equipos de voluntariado ambiental, escuelas de bosque y otras actividades.