Cuando el Equipo de Atapuerca dio a conocer en 1997 al Homo antecessor, la nueva especie encontrada en los yacimientos de Gran Dolina con una antigüedad de 780.000 años, lo definieron como «el ancestro común de neandertales y sapiens». Dentro de la rama evolutiva lo situaban como el antepasado del Homo heidelbergensis, que más tarde llevaría a los neandertales y a los seres humanos anatómicamente modernos. Retrocediéndonos aún más en el árbol genealógico, Antecessor provendría del Homo ergaster, el primer homo que abandonó el continente africano, que en Asia evolucionaría en el Homo erectus y en Europa en el Homo de Gran Dolina.
Esa teoría está hoy aceptada, aunque la comunidad científica tardó años en admitirlo. Ahora, los últimos estudios liderados por José María Bermúdez de Castro están dando unos resultados aún más reveladores, que hablan de un parentesco con una comunidad más amplia:«Estamos probando que en Homo antecessor se dan una combinación de características extrañas: tiene rasgos de neandertales, rasgos modernos, otros más primitivos, derivados, compartidos con los fósiles chinos... Todavía estamos estudiándolo, pero la última palabra aún no está dicha y espero poder ratificarlo próximamente en una publicación», sostiene el científico, para quien la especie aparecida en Atapuerca corresponde a un linaje más importante de lo que hasta ahora se creía.
Para explicarlo, pone el ejemplo de un árbol genealógico en el que existen ramas y raíces que dan origen a otras ramas. Antecessor se situaría «muy cerquita de la rama que sale o bien es la propia matriz». La hipótesis que baraja Bermúdez de Castro sitúa al Antecessor en una posición más relevante: «En el 97 dijimos que era el ancestro común de neandertales y modernos. Y lo que estudiamos ahora es que igual es ancestro común de más cosas...», afirma apenas enunciando esta nueva propuesta.
La clasificación y sus nombres
Los descubrimientos en ciencia que cambian teorías necesitan su tiempo para ser aceptados por la comunidad científica. Bermúdez de Castro lo sabe y por eso tampoco se muestra demasiado optimista con la posibilidad de que ratifiquen su propuesta de dar a los fósiles de la Sima de los Huesos la categoría de nueva especie o al menos de cambiar la nomenclatura de la clasificación evolutiva. «Lo que está claro es que esos 28 individuos no son Homo heidelbergensis, como hasta ahora los denominábamos. Creo que va a ser muy difícil hacer una especie nueva, pero se puede intentar porque tenemos muchos fósiles para rebatirlo. Si no se hace eso, en mi opinión debería incluirse en el Homo neanderthalensis antiguo».
El co-director del Equipo de Atapuerca hizo estas declaraciones minutos antes de participar en la IV Semana de la Mujer y la Ciencia, organizada por la UBUy el Cenieh. Bermúdez de Castro planteó y explicó en voz alta durante la conferencia Cambios en el cerebro y el éxito evolutivo de Homo sapiens cómo hemos llegado a tener el cerebro que tenemos, tan grande y tan complejo.
Según el investigador hay razones de peso para pensar que el cerebro no crecerá más. Una es que mantenerlo operativo supone entre el 20 y el 25% de la energía que consumimos y la otra es de tipo obstétrico, ya que si el cerebro sigue creciendo de tamaño debería aumentar el canal del parto.
Pero que el cerebro no aumente no significa que la especie deje de evolucionar o que no se amplíe con el tiempo la capacidad cognitiva. Para explicarlo pone el símil de los avances de la tecnología, que con el paso del tiempo ha conseguido crear procesadores con mayor capacidad en aparatos cada vez más reducidos.