«Los movimientos históricos sólo pueden juzgarse con perspectiva»

R.P.B. / Burgos
-

Carmen Posadas • Novelista

Carmen Posadas, novelista. - Foto: Luis López Araico

Hoy llega a la feria Carmen Posadas (Montevideo, Uruguay, 1953) para ‘enfrentarse’ a sus lectores, que son legión.Entre los 11,30 y las 14,00 horas y entre las 18,00 y las 21,00 horas, firmará ejemplares de sus libros. El último, El testigo invisible (Planeta), ha cosechado críticas tan elogiosas que la consideran la mejor novela de esta autora superventas.

Recupera Posadas en su última novela,El testigo invisible, una época deslumbrante: el ocaso del zarismo.

La dinastía de los Romanov...  ¿Qué le atraía de la Rusia zarista?

Era una deuda pendiente que yo tenía porque mis padres vivieron en Rusia cuatro años, yo me casé en Moscú en 1972, y todo lo que tiene que ver con la muerte de los Romanov es algo que  siempre ha estado muy presente en mi casa. Es algo que ha tardado un poco en salir, pero ya está.

Pero el punto de vista es el de los criados. De uno en concreto, Leonid, que existió realmente...

Sí, es un personaje real. Cuando lo encontré me dije: este es el personaje perfecto para contar la historia, porque los criados son como los testigos invisibles; la gente habla delante de ellos, cuenta las intimidades más enormes sin darse cuenta de que están ahí.

¿Le acercaba esa figura, la del criado, al bolchevismo, al abrupto cambio de régimen?

Esto es precisamente lo interesante. Yo había escrito en un libro anterior -La cinta roja- la Revolución Francesa, y cuando cambia los regímenes siempre se producen, desde el punto de vista humano, todo lo mejor y todo lo peor, lo más grande y lo más terrible del ser humano. Y me interesa desde el punto de vista literario.

La época histórica que narra en su novela fue quizás el gran acontecimiento internacional del siglo XX. ¿Explica lo que vino después?

Sí, desde luego marca el siglo XX. Lo que sí es cierto es que mi generación creía que el mundo bipolar iba a durar para siempre. Ahora ya sí que es un episodio más de la historia: nada queda ya de aquello.

El final de la historia de Nicolás II y su familia es terrible... ¿Cree que ellos esperaban ese final?

No, desde luego que no. Hay mucha gente que nunca es consciente de cuándo está viviendo un momento trascendental. Cuando tomaron La Bastilla, Luis XVI escribió solamente una palabra: nada. El zar, cuando los revolucionarios tomaron San Petesburgo, escribió en su diario: Qué ganas tengo de jugar al dominó... Es un poco injusto juzgarles por eso. Realmente los movimientos históricos sólo pueden juzgarse con una perspectiva.

¿Cómo percibe que les ha juzgado la historia?

Creo que ahora hay una reivindicación de los Romanov. Durante muchísimo tiempo fueron la gran ignominia del siglo XX. Ahora incluso se les ha canonizado. Si entras a una iglesia en San Petesburgo te les encuentras incluso con halo...

¿Y cómo les ha juzgado usted?

Yo quería retratarlos con sus luces y sus sombras. Creo que la misión de un escritor es poner los personajes con todo lo bueno y todo lo malo para que sea el lector el que saque sus conclusiones.

Ha tenido que manejar mucha documentación. En realidad, hay menos de ficción que en muchas otras novelas históricas...

Sí, realmente podría decirse que hay un diez por ciento de ficción. Yo quería que fuera la historia real. Ha habido tantas malas novelas sobre la época, leyendas, mitos... Yo quería contar la historia real. Y ésta es tan potente que realmente no hace falta inventarse nada.

¿Es la obra más ambiciosa que ha escrito hasta ahora?

Yo pensaba que era bastante convencional, porque no hago ningún experimento literario; sin embargo, me ha sorprendido mucho que la crítica la ha considerado original y la considera mi mejor novela. Yo encantado, desde luego.

Aunque ha vuelto su mirada hacia una época muy conocida ¿ha descubierto algo nuevo?

Me ha gustado mucho alejarme de los clichés: que si Rasputín era un malvado, que si el zar un idiota, que si la zarina una histérica... La verdad es que ninguna de esas afirmaciones son ciertas.

¿Considera que la literatura puede ayudar a comprender mejor la historia?

Lo que hace es humanizar a los personajes. Pero también la literatura falsea la historia, la reinventa, y eso es deshonesto.

Salvando las evidentes distancias, ¿se podría establecer un paralelismos con la realidad que vivimos hoy? Con un pueblo harto, sometido a decisiones que lo empobrecen... No acabarán Rajoy y compañía como Nicolás II...

No creo que llegue la sangre al río en este caso, pero sí que hay algunos paralelismos, claro. El Movimiento 15-M es asambleario como lo fue al principio la Revolución Rusa.Sóviet quiere decir asamblea. Pero esos movimientos sin líderes se convierten en algo inoperante. Y a veces, cuando los hay, se convierten en tiranos, como pasó en Rusia.