Un sinnúmero de pruebas e indicios les situaban en el lugar del crimen, así que era difícil que la Audiencia les considerara inocentes. Restaba saber si todo el peso de la ley caería sobre ellos. Y vaya si ha caído. Los cuatro ciudadanos rumanos que torturaron y robaron al octogenario Francisco Manzanal en Palazuelos de Villadiego -moriría a los 8 meses a causa de las lesiones- han sido condenados a 140 años de prisión por la comisión de cuatro delitos, asesinato (22 años y medio), detención ilegal (5 años), robo continuado con fuerza (3 años)y robo con violencia (4 años y tres meses).
Romeo Anisim, dueño del coche que les llevó a Palazuelos desde el País Vasco aquel 14 de noviembre; Laurentiu Ilici, el albañil que había trabajado en casa de la víctima; Calin Florin y Eugen Ivanov se enfrentaban a 154 años de prisión. Finalmente, el tribunal ha rebajado en dos años y medio la pena por asesinato que solicitaba la Fiscalía. También ha reducido en un año la que pedía por el delito de detención ilegal.
A pesar de que todos negaron los hechos durante la vista oral, evidencias de peso han llevado a dictar esta sentencia a la sección Penal de la Audiencia. Para empezar, el laboratorio de criminalística de la Guardia Civil halló vestigios de ADN de Laurentiu Ilici, Eugen Ivanov y Calin Florin en colillas y botellines de cerveza encontrados en la casa del anciano y en la vivienda de una vecina donde robaron ese mismo día. Habían bebido y fumado mientras golpeaban con saña a Francisco Manzanal y le quemaban con una plancha. Además, en la casa de Calin Florin, en Amorebieta (Vizcaya), apareció una cazadora con restos de sangre de la víctima.
De Romeo Anisim no fueron encontrados restos biológicos, pero varios indicios le situaban también en el escenario de los hechos. La presencia de su coche, un Rover 75, en el pueblo y los restos de sangre del anciano en una de las alfombrillas; el reconocimiento que hizo de él la víctima; la grabación de la cámara de un cajero en Bilbao cuando sacaba dinero con la tarjeta del anciano, y el testimonio de un testigo protegido, que ayudó a resolver el caso.
Los condenados acudieron a Palazuelos de Villadiego en la creencia de que el anciano había cobrado una herencia hacía poco y guardaba el dinero en casa. Se colaron en la vivienda el 14 de noviembre de 2011 por una ventana. No encontraron nada. Pasaron el día en la casa de una vecina, donde robaron bebida y comida. Por la noche volvieron al domicilio de Francisco Manzanal, le exigieron el dinero y, como no tenía, le torturaron hasta que les dio el número pin de la tarjeta de crédito. Después sacarían 600 euros con ella en cajeros del País Vasco. El anciano moría en julio de 2012 en el hospital San Juan de Dios, de la capital, a causa del síndrome de inmovilidad que sufría por las lesiones que le infligieron.