La Oficina Española de Patentes y Marcas (OEPM) ofrece datos y cifras en materia de protección industrial que corresponden tanto a solicitudes presentadas como publicadas de patentes, modelos de utilidad, signos distintivos y diseños industriales. Pues bien, estas estadísticas en la provincia de Burgos revelan que en 2013 se solicitaron un total de 24 patentes y 12 modelos de utilidad y un año antes, 22 y 24, respectivamente. Además, en el primer semestre de este año se han registrado 13 y siete, respectivamente.
Por aclarar conceptos, hay que tener en cuenta que una patente es un título que reconoce el derecho de explotar en exclusiva la invención patentada, impidiendo a otros su fabricación, venta o utilización sin consentimiento del titular. Como contrapartida, se pone a disposición del público para generar conocimiento.
Por otro lado, un modelo de utilidad protege invenciones con menor rango inventivo que las protegidas por patentes, consistentes, por ejemplo, en dar a un objeto una configuración o estructura de la que se derive alguna utilidad o ventaja práctica.
La estadística provincial alude también a las marcas solicitadas: 265 en 2012, 248 en 2013 y 200 entre enero y junio de este año. Una marca es un título que concede el derecho exclusivo a la utilización de un signo para la identificación de un producto o un servicio en el mercado.
Como se puede observar en los gráficos que acompañan a esta información, elaborados en base a los datos facilitados por la OEPM, en el caso de las patentes solicitadas las universidades están a la cabeza de los solicitantes. Otros solicitantes que completan el listado son empresas, organismos públicos y particulares.
Precisamente incrementar las patentes solicitadas año tras año y que éstas sean cada vez más «aplicables» a la sociedad y las empresas, es decir, que cada vez tengan más utilidad, son los retos principales de la Oficina de Transferencia de Resultados de la Investigación y del Conocimiento de la UBU (OTRI), como explica su directora, Susana Cámara.
La OTRI, desde 2008.
Esta oficina se puso en funcionamiento en 2008 al amparo del programa TCUE, un proyecto de Transferencia de Conocimiento Universidad-Empresa impulsado por la Junta de Castilla y León en el marco de la Estrategia Regional de Investigación Científica, Desarrollo Tecnológico e Innovación 2007-2013. «Teníamos otra en funcionamiento anteriormente, pero este programa nos permitió reorganizarla e impulsarla», asegura al respecto el vicerrector de Investigación, Jordi Rovira.
Desde entonces, desde la UBU se ha trabajado en la formación a los investigadores en materia de patentes. «Les transmitimos la importancia que tiene para ellos proteger su generación del conocimiento y también para la propia Universidad porque es un indicador de transferencia que te permite medirte con otras universidades», añade Rovira.
Fruto de todo ello ha sido la solicitud a la OEPM de una decena de patentes de media al año. Así, por ejemplo, en 2008, el primer ejercicio de puesta en funcionamiento, se presentaron cuatro frente a las 19 de 2013 -considerado un año «extremadamente bueno»- o las 9 que ya hay de 2014, apunta Susana Cámara. A tenor de estos datos, y según los rankings del Observatorio IUNE, la UBU se sitúa en cuarto lugar en cuanto a número de patentes por cada cien profesores. Ello sitúa a la institución burgalesa también en los primeros puestos a nivel regional.
¿Y qué sectores tienen más peso en esta materia? Rovira explica que hay fundamentalmente tres:el ámbito de las ingenierías, las químicas y, en tercer lugar, la vertiente de la propiedad intelectual, vinculada al software.
Desde la presentación de la solicitud hasta la concesión de la misma puede pasar un periodo de entre dos y tres años. En este sentido, resulta especialmente significativo señalar que «ninguna de las solicitudes presentadas ha sido denegada», explica Marta Sendino, responsable de protección de resultados de Investigación de la OTRI. Este aspecto es destacado por Rovira, quien apunta que «trabajamos desde la oficina para asesorar a los investigadores, de forma que no se presente cualquier cosa».
Licenciar la patente.
El paso siguiente, una vez que las patentes están concedidas, es buscar empresas que puedan comprarlas. «El tiempo que tardemos depende de la estrategia comercial que utilicemos porque empezamos a estudiar la viabilidad comercial de la invención una vez que nos llega el contacto con el investigador», añade Sendino. Es el momento de buscar el contacto con la empresa, identificar la estrategia comercial o de patentabilidad y buscar la licencia de explotación con la empresa.
¿Y cuántos contratos de licencia han logrado en estos años?«Estamos invirtiendo recursos en esta labor», asegura la directora de la OTRI y aunque el trabajo es aún «incipiente», lo cierto es que en 2013 consiguieron siete y en lo que llevamos de año suman ya seis. «Normalmente son licencias exclusivas», agrega.
Finalmente, hay que señalar que a día de hoy hay cinco empresas spin-off aprobadas y dos en trámites de constitución. Es decir, son empresas que tienen como objeto la explotación de resultados de la investigación de la UBU, que pueden ser o no participadas por ésta.
Por último, Jordi Rovira resalta que «una patente es el resultado de una investigación y la Universidad debe ser el sitio donde generar conocimiento para luego transferirlo a la sociedad a través, por ejemplo de una patente, con el fin de que ésta sea explotada».