Se cumplió el compromiso adquirido por la ministra de Fomento, Ana Pastor, en la visita que realizó a las obras el 6 de marzo y ayer se abrió al tráfico rodado la variante de Aranda de la Autovía del Duero (A-11). Sin embargo, tras una larga espera de ocho años, por la premura de la ‘inauguración’ previsiblemente ante la operación salida de Semana Santa la nueva infraestructura viaria nace incompleta ya que está sin finalizar el principal acceso a la capital ribereña.
Al margen de las rotondas de conexión provisional sobre la actual N-122 en Fresnillo de las Dueñas y Castrillo de la Vega, el proyecto contemplaba la construcción de dos enlaces: con la A-1, en la mitad del trazado que permite todos los movimientos entre ambas autovías, y con la antigua N-I y la CL-603 (carretera de Aranda de Duero a Segovia) cerca de la entrada de Fuentespina.
Si bien el primero de ellos ya se encuentra operativo, el segundo está inacabado y aún restan algunas semanas rematarlo y que entre en funcionamiento. Un contratiempo que despista enormemente a los vehículos que, procedentes de Valladolid o de Soria, quieren dirigirse a Aranda ya que las salidas directas están anuladas y, salvo que se salgan en Castrillo o Fresnillo, respectivamente, y discurran por la antigua N-122 la única alternativa es tomar la A-1 y desde allí acceder por las salidas existentes en esta otra autovía. El problema se reproduce para aquellos conductores que quieren tomar la A-11 desde la capital ribereña o procedentes de la carretera de Segovia o de la zona de Fuentespina.
MÁS QUE REMATES
Asimismo, al margen de otros remates, ayer se continuaban realizando importantes desmontes de tierra en algunos taludes del término municipal de Castrillo de la Vega, se ultimaba la instalación de la señalización en la carretera BU-V-2031 (Castrillo-Adrada de Haza) que comunica la N-122 con la variante A-11 en su extremo oeste, la colocación de la valla de cerramiento y restaba por finalizar alguno de los pasos elevados y la conexión con los caminos de servicio, como el que se sitúa a la altura del Cerro de los Perros, en el término municipal de Aranda.
Sobre las 14:30 horas de ayer se dio el banderazo de salida y los primeros vehículos estrenaron el asfalto de este tramo de autovía de 13,7 kilómetros de longitud, dotado con dos calzadas de dos carriles de 3,50 metros, arcenes exteriores de 2,50 metros e interiores de 1 metro y separadas por una mediana de 10 metros.
Esta infraestructura se estima que va a captar los más de 8.000 vehículos diarios que actualmente circulan y ayer por la tarde ya se apreciaba una sensible disminución del tráfico en las travesías de Fresnillo de las Dueñas, Aranda de Duero y Castrillo de la Vega, localidades que circunvala conjuntamente. Una reducción que, sin embargo, fue más tímida de que lo que se esperaba. Muchos conductores dubitativos que desconocían la apertura de la variante especialmente al llegar a la algo confusa rotonda de Castrillo de la Vega optaban por continuar por el recorrido tradicional pese a la señalización vertical que informaba del nuevo itinerario.
El presupuesto de la obra ha ascendido a 61,20 millones de euros, cantidad que sumada al coste de redacción del proyecto, al importe estimado de las expropiaciones y a la asistencia técnica para el control y vigilancia de la actuación, arroja una inversión total de 68,58 millones de euros.
La autovía atraviesa, de oeste a este, los términos municipales de Castrillo, Aranda y Fresnillo y lo largo de todo el recorrido el trazado se ha diseñado intentando afectar en la menor medida posible a los viñedos y regadíos existentes en la zona, así como bordear las masas arbóreas.
El inicio del tramo tiene lugar en la carretera provincial BU-V-231 al sur de Castrillo de la Vega y a unos 1.200 metros de la N-122. Desde ese punto la traza comienza a alejarse de la carretera actual , discurriendo en dirección oeste-este y dejando Aranda al norte.
En el punto kilométrico 6,850 cruza sobre la A-11 y salva la N-I y la línea férrea Madrid-Aranda Burdos en el 7,700 y 8,200, respectivamente. Se han diseñado dos viaductos de 108 y 105 metros en los enlaces con la A-1 y la N-I, cuatro pasos superiores, tres pasos sobre arroyos, uno sobre el ferrocarril, otro sobre el Canal de Guma y 18 pasos inferiores.
Como medidas de integración ambiental destacan cinco pasos de fauna (uno superior y cuatro inferiores), así como plantaciones e hidrosiembra en taludes, enlaces y medianas.