Hay algunas mujeres que flaco favor hacen a las que verdaderamente sufren la violencia machista en sus carnes. M.Y.I., una burgalesa de 43 años de edad, ha sido condenada a pagar a su ex novio una indemnización por daños morales de 2.000 euros y a una multa de 2.160 por un delito de denuncia falsa por acusarle de malos tratos físicos.
Los hechos se remontan a junio del año 2008. La mujer ahora condenada acudió a la Comisaría de la Policía Nacional para formular una denuncia contra su ex novio, J.F.L.L., por una presunta agresión. Su ex compañero, según relató a los agentes, acudió a su casa y allí le había propinado una patada y le había agarrado del cuello, ocasionándola un arañazo. Sin embargo, la Policía probaría luego que su ex compañero sentimental ni siquiera se encontraba en Burgos en la fecha de la presunta agresión, sino en Torrevieja.
De hecho, allí fue detenido por la Guardia Civil como consecuencia de la denuncia falsa presentada por su ex. Y pasó dos días en el calabozo. «Me imaginaba por qué era, porque ya me había presentado otras dos antes y también igual de infundadas», explicó a Diario de Burgos este hombre.
Con las primeras denuncias, se fió del abogado de oficio, quien le conminó a firmar el documento en el que -sin saberlo- reconocía los hechos para salir del calabozo. Sin embargo, cuando se dio cuenta de que su ex novia estaba tomando por un hábito denunciarle por malos tratos, J.F.L.L. decidió contraatacar y la demandó por un delito de denuncia falsa.
De hecho, cuando la mujer declaró en el Juzgado de Instrucción número 4 de Burgos tras acusar de malos tratos a su ex, ya reconoció que su denuncia era falsa y que quien en realidad la había agredido era su pareja de entonces. Por lo que el procedimiento penal se dirigió contra esta otra persona. J.F.L.L. señala que no es el primer hombre que sufre «una persecución» como la que él ha padecido.
Asimismo, se queja del estado de indefensión en que se encuentra un hombre al enfrentarse a una denuncia de esta naturaleza. «Las tres veces que me denunció me detuvieron y pasé como mínimo una noche en el calabozo, cosa que no es de muy buen gusto precisamente, sobre todo cuando no has hecho absolutamente nada», se lamenta.
Su relación con esta mujer no llegó a durar más de dos meses. «Y no sé en realidad qué le llevó a tomarla conmigo, pero después he sabido que no fui el único al que le sucedió tal cosa con ella», indica. Con las dos primeras denuncias no supo cómo proceder, dada su inexperiencia con la Administración de Justicia. Pero a la tercera no aguantó más. Además, contaba con la coartada perfecta, ni siquiera se encontraba en Burgos en la fecha que ella aseguraba que se cometieron los malos tratos, estaba en Torrevieja. «Fue la gota que colmó el vaso; cómo se le ocurrió denunciarme cuando ni siquiera estaba aquí», señala.
Finalmente, el juicio no llegó a celebrarse como tal, ya que las partes -Fiscalía y abogado de la defensa de J.F.L.L.- llegaron a un acuerdo previamente, por lo que la sentencia del Juzgado de lo Penal número 2 es de conformidad. Asimismo, este tribunal ha condenado a la acusada a abonar las costas del proceso.