Ninguno de los cinco vecinos de La Rebolleda que se encontraban en la noche de ayer en el enclave burgalés emplazado en tierras palentinas pudo pegar ojo. Un espectacular incendio los sacó de sus camas poco antes de la 1,30 y no se acostaron hasta que los bomberos de Cervera, Aguilar y Herrera controlaron y sofocaron las llamas. El fuego, cuya causa aún se desconoce -la Guardia Civil está investigando- destruyó tres casas centenarias, de tres propietarios distintos. Las propiedades, sin habitar en el momento del siniestro, se encuentran junto a la carretera PP-6200, que conecta la N-627 y Mave (municipio palentino conocido por el famoso monasterio benedictino de Santa María).
Ángel Quirce, que vive justo enfrente de las viviendas afectadas, fue quien dio el aviso al 062. Inmediatamente después acudían los bomberos de Herrera de Pisuerga, a los que después se unirían los de Cervera y Aguilar de Campoo, localidades próximas a La Rebolleda. Ayer por la mañana, a las 8,30, tomaban el relevo los de Villadiego, que continuaron con las labores de desescombro. Las tareas se extendieron a la tarde, ya que las vigas de madera de una de las construcciones aún humeaban.
Tanto Ángel como Juan Luis García, con casas en la misma manzana que las que fueron pasto de las llamas, temieron por sus viviendas. «El fuego era intensísimo, los bomberos se la jugaron, lucharon mucho, los pobres», destaca el primero. Y es que este hombre permaneció en la calle hasta que el incendio fue totalmente controlado. Sobre el origen del fuego, «ni idea, porque no había nadie en las casas y tampoco oímos ningún ruido en la calle», indicó.
Aparte de los bomberos, se presentaron varias patrullas de la Guardia Civil. Se encargaron de dar aviso a los propietarios de las viviendas incendiadas. Jesús José Martín, dueño de una de ellas, explicó que sus padres estuvieron el día antes, «echando de comer a las gallinas». Viven en Aguilar de Campoo y acuden algún fin de semana, en verano y a mantener a los animales. Algunas de las aves perecieron calcinadas. Su casa -que fue también de su abuela y de su madre- no quedó totalmente destruida pero si muy dañada, sobre todo la parte de las cuadras.
Las otras dos construcciones son propiedad de dos vecinos de Torrelavega. En una de ellas, muy arreglada, el fuego alcanzó al tejado. De no ser porque los bomberos levantaron las tejas, no hubieran reparado en que las vigas de madera habían prendido. Sus dueños estaban en Barcelona, así que fue su hija Laura la que se personó en La Rebolleda para comprobar en qué estado quedó la vivienda. Los titulares de la tercera propiedad -el armazón de una vivienda que iban a acondicionar en breve- no estaban ayer en el pueblo.
Las labores de extinción se demoraron en exceso cuando el camión cisterna de los bomberos se quedó sin agua y ni ellos ni los vecinos sabían dónde repostar. Había una boca de incendios en el pueblo, pero no pudieron dar con ella. Así que tuvieron que desplazarse hasta la localidad de al lado, Villacibio, para tomar el agua de una charca que se ve desde la carretera. Luis María Álvarez, el presidente de la junta vecinal -La Rebolleda es una pedanía de Rebolledo de la Torre- llegó a las 10 a la localidad, tras el aviso de la Guardia Civil. De madrugada no soplaba el viento como en la mañana de ayer y a mediodía. «De haber habido aire por la noche, la extinción hubiera sido más complicada y quizás el fuego se habría extendido a otras casas y al campo», señalan los vecinos.