Dicen que la Romería de la Virgen de Revenga es la más antigua de la Vieja Castilla, y ayer, un año más, volvió a concentrar a cientos de personas en el Comunero para celebrar con emotividad y alegría esta fiesta en honor de la Reina y Señora de la Sierra. Una jornada que también puso de manifiesto la confraternización entre los tres pueblos condueños de Revenga -Quintanar, Regumiel y Canicosa- y sus vecinos.
Amenizados por la música de una gran banda, formada por miembros de las agrupaciones musicales de Quintanar, Salas, Covaleda y Duruelo, se produjo a mediodía frente al Comunero el tradicional saludo de las cruces y los pendones de los tres municipios condueños, para después entrar en la ermita y sacar en procesión a la Virgen de Revenga por la campa, que a hombros de cuatro jóvenes ‘bailó’ la Jota Serrana antes de presidir la misa en su honor bajo una alfombra de flores que le fueron ofreciendo.
Una vez concluida la eucaristía, el alcalde de Canicosa, Ramiro Ibáñez, y las alcaldesas de Quintanar y Regumiel, Montserrat Ibáñez e Isabel Andrés, ayer ataviadas con el traje serrano como otros muchos visitantes, entregaron el VIII Premio Comunero de Revenga. En esta edición decidieron premiar el trabajo, la dedicación y el esfuerzo por el estudio y la puesta en valor de la necrópolis de Revenga y entregaron el reconocimiento, en recuerdo de José Ignacio Padilla, al grupo de investigación en Arqueología Medieval de la Universidad de Barcelona, que el verano pasado protagonizó una campaña en la proximidades de este enterramiento y que continuará el próximo mes de agosto.
María Dolores López y Karen Álvaro, miembros del equipo Padilla, que falleció hace unos años y fue una de las personas más importantes en la puesta en valor de las raíces medievales de la comarca, recogieron emocionadas el galardón y anunciaron su intención de seguir trabajando por estas necrópolis tras haber solicitado una subvención a Europa a través del plan Horizon 2020 para poder seguir investigando, pero sobre todo para poner en valor lo descubierto, revitalizarlo y llenar de contenido la Casa de la Madera.
Tras los actos oficiales, todo el protagonismo se trasladó a la campa, que estuvo llena durante toda la jornada y donde los asistentes disfrutaron de la música, de las atracciones de feria, de los distintos puestos de artesanía y sobre todo de la compañía de las gentes serranas, que unida y en armonía, celebró ayer la fiesta de su virgen, de su Reina y Señora, que concluyó con la emotiva y tradicional despedida de las cruces y los pendones ocho horas después de su encuentro.