No hay papel suficiente para relatar todo lo expuesto en la tercera edición de Burgos Vital, un foro creado por asociaciones sociosanitarias para hablar una vez al mes de salud. En el caso de ayer, desde la enfermedad: María Dios y Lou Matilla narraron su inesperada convivencia con el cáncer al ser las primeras de su familia en afrontarlo a pesar de su juventud y Esther Cámara explicó cómo es el día a día con una enfermedad autoinmune «muy rara», que afecta a menos de diez personas por cada millón y que produce rechazo de la piel y, a veces, también de las mucosas. «Nos provocamos quemaduras por todos los sitios», zanjó ante un público tan estupefacto como siempre que explica en qué consiste el pénfigo penfigoide ante legos en la materia.
La sala de exposiciones de la galería comercial del HUBU fue el escenario de este encuentro que congregó a un centenar de personas, pero en el que se acabó generando la atmósfera adecuada para que afloraran los sentimientos de esos padres, parejas o tíos que no saben cómo abordar el cáncer de sus hijos, novios o sobrinos y que encontraron en Matilla, Dios y Cámara la ayuda para empezar a llevar al terreno de lo cotidiano el imprevisto de la enfermedad.
A todos ellos, pacientes indirectos, les recomendaron que estén junto al enfermo, aunque se niegue. «Lo mejor, estar. Para llorar o para reír», dijo Matilla, destacando que muchas veces lo único que se puede hacer es acompañar. Una reflexión compartida por Dios y Cámara, quienes con sus testimonios dejaron claro que el apoyo de familia y amigos es imprescindible para salir adelante. «Hay quien se quedará por el camino porque no sabe cómo tratarte, pero sin el cariño, no se puede», subrayó María Dios.
Sin embargo, las tres coincidieron en que la aceptación del cáncer, del pénfigo penfigoide o de cualquier otra patología tampoco llegará con el aislamiento, tan frecuente en estos casos. Y muchas veces, la terapia está en la propia enfermedad en hablar de ella ante conocidos o desconocidos, como muchos de los seguidores de Matilla en redes sociales, y también con otros pacientes. «Nadie te explica lo que vas a vivir, así que la experiencia de las otras ayuda mucho. Yo me llevo a muchas chicas del hospital », concluyó Matilla.