Google pone en entredicho la confidencialidad online. Y es que la compañía americana reconoce en una documentación judicial que los usuarios de Gmail no deberían tener «expectativas razonables» de que sus comunicaciones sean confidenciales, una falta de privacidad que está en la raíz del funcionamiento de su servicio de correos electrónicos.
El texto fue presentado hace unos días por los abogados de la empresa en los tribunales de San José, en el norte de California y se hizo eco de él la prensa en EEUU, país en el que el buscador se enfrenta a una demanda colectiva acusado de espiar a los internautas. «La compañía abre, lee y adquiere ilegalmente contenido privado de los correos electrónicos de la gente», señala la querella. Google considera que esta batalla legal no tiene fundamento y defiende que sus prácticas se ajustan a la legalidad vigente, al tiempo que cree los demandantes trataron de arrojar una «luz siniestra» sobre la firma que, por su parte, apuntó que el escaneado automático de correos es el procedimiento ordinario en el intercambio de mensajes a través de Gmail, una información que sirve para optimizar la publicidad que recibe el usuario.
Asimismo, insistió en que las normas sobre escuchas eximen de responsabilidad a las empresas dedicadas a las comunicaciones electrónicas si los usuarios aceptan que se «intercepten» los mensajes. La compañía de Internet argumentó igualmente que los demandantes no ofrecieron pruebas de que sus correos fueran «comunicaciones confidenciales».
Por tanto, según Google, la falta de ejemplos provistos por los querellantes hace imposible conocer lo que esperaban al usar Gmail, por lo que no se puede llegar a la conclusión de que «una expectativa razonable de confidencialidad» se aplicara a ese caso. Así, ha decidido cifrar automáticamente los datos de sus usuarios en la nube Google Cloud Storage para garantizar la privacidad de los mensajes tras destaparse la monitorización de la agencia de seguridad estadounidense NSA.