Los vecinos de Castil de Carrias, fieles a una cita anual que se inició hace ya doce años, regresaron a este pueblo deshabitado para recordar sus vivencias y dar vida a un lugar en el que parece que el tiempo se ha detenido. Tras dos meses de preparativos, los organizadores de este encuentro, con la colaboración de los ayuntamientos de Belorado y Briviesca, tenían todo preparado para recibir a los vecinos y descendientes de este pueblo... y disfrutar de un día entrañable y lleno de emociones por regresar al regresar al lugar en el que un día residieron.
La intendencia de la fiesta comenzó a las ocho de la mañana, con buena coordinación, aquí no hay de nada, a preparar y montar la carpa, los banderines, el sonido, la mesa para oficiar la misa y todo lo necesario para que los vecinos se sintieran cómodos en la que un día fue su casa. Castil, deshabitado todo el año, durante unas horas recobró la vida con una fiesta que comenzó con una misa y continuó con juegos y actividades que mantuvieron entretenidos a los asistentes, entre los que se encontraba varios niños que regresaron al pueblo de sus padres y abuelos.
El día, gracias a los organizadores y a la participación de todos, se hizo corto y a las nueve de la noche todo estaba recogido y limpio. El pueblo volvió a quedarse dormido. Este año la participación ha sido mayor que el año pasado y eso «quiere decir que no nos olvidamos de Castil y eso que este año sopló el aire con bastante fuerza; con razón decían las gentes de antes que había que bendecir los vientos», afirman.
Castil de Carrias, que ya había sido escenario de una película rodada en 2008 y de varios cortos, este año ha vuelto a ser decorado de un nuevo rodaje, tal vez el mas importante. Hace unos meses fue el lugar elegido para el rodar la miniserie ‘Gernika bajo las bombas’, escrita y dirigida por Luis Marías, que durante una semana cambió el aspecto de Castil para convertir esta localidad burebana en la vizcaína Gernika durante el bombardeo que en el año 1937 sufrió por parte de la legión Cóndor. El rodaje de la serie duró tres días y propicio que muchas personas se acercarán a conocer un pueblo abandonado, pero no olvidado. En ese rodaje intervinieron varios vecinos caracterizados para la miniserie, lo que ha servido para hacer una exposición de fotos durante esta fiesta de convivencia.