Solo 1 de cada 4 matrimonios opta por la separación de bienes

Irene Pascual / Burgos
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De los 1.287 enlaces que hubo en Burgos en 2010 tan solo 390 realizaron capitulaciones matrimoniales ante notario. Asimismo, en los cuatro últimos años ha disminuido en 199 el número de parejas que deciden darse el 'sí quiero'

Una pareja de recién casados, a su salida de la iglesia. - Foto: Valdivielso

Una de las primeras decisiones que tiene que tomar cualquier pareja antes de casarse es la de contraer matrimonio bajo el régimen de gananciales o por separación de bienes. En Burgos solo 1 de cada 4 parejas que pasa por el juzgado o por el altar para consolidar su relación opta por la fórmula de separación de bienes. El resto se inclinan por el régimen de gananciales, que es el que establece por defecto la ley.

Casarse en gananciales supone que se hacen comunes para los cónyuges las ganancias o pérdidas adquiridas a partir del matrimonio. En cambio, en separación de bienes, las pérdidas y ganancias son del miembro de la pareja que las contrae.

El número de bodas en la provincia de Burgos ha descendido paulatinamente año tras año. En 2008 contrajeron matrimonio 1.365 parejas, 1.245 en el 2009. En el año 2010 se notó un ligero aumento respecto al anterior y el número de enlaces se situó en 1.287. El año pasado volvió a bajar el número de bodas en la provincia, quedándose en 1.166 matrimonios, según los datos publicados por el Instituto Nacional de Estadística (INE).

De todos ellos, solo una minoría optó por hacer separación de bienes. Si en 2008 fueron 379, al año siguiente la cifra se redujo en 12 parejas menos, situándose en 367, y en el 2011 observamos la cifra más alta: 390, tal y como se refleja en los datos ofrecidos por el Colegio de Notarios de Castilla y León.

Estas cifras evidencian que el número de personas que se casan con respecto a las que hacen capitulaciones matrimoniales previo paso por el notario para solicitar la separación de bienes es muy bajo en la capital burgalesa. Según los expertos esto se debe «bien por desconocimiento, porque no les interesa o porque no se atreven a decírselo a su cónyuge».

Es una de las primeras cuestiones que tiene que plantearse cualquier pareja de novios antes de pasar por el altar, excepto en Cataluña y Baleares, donde los contrayentes se casan directamente en separación de bienes. En el conjunto de la región, la situación es similar a la de Burgos, ya que según los datos publicados por el INE, de los 8.208 matrimonios celebrados en la provincia en el 2010 tan solo 2.648 optaron por la opción de separación de bienes. Lo que supone un 32,2 % del total.

«La ruina»

No tiene nada que ver un régimen con otro. Según el abogado matrimonialista Javier Sanz, «si te casas en gananciales, tanto las pérdidas como las ganancias son de los dos. En cambio, en separación de bienes es del miembro de la pareja que las contrae». Además, si se opta por la primera opción «se necesita el consentimiento del cónyuge para vender todo, mientras que en separación de bienes tienes libertad para todo excepto para vender la vivienda familiar», recalca Sanz.

El artículo 1.316 del Código Civil establece que «a falta de capitulaciones o cuando estas sean ineficaces, el régimen será el de la sociedad de gananciales». En cambio, si se opta por la separación de bienes, las capitulaciones siempre han de hacerse antes o después de la boda ante notario.

Para este abogado matrimonialista, «el casarse en gananciales puede suponer la ruina del matrimonio y por tanto la ruptura matrimonial si se contraen deudas por parte de uno de los cónyuges». Asimismo, considera que la mejor opción sería que el Congreso cambiase el Código Civil y uno se casase siempre en separación de bienes como ocurre en otras comunidades como Cataluña o Baleares.

Sanz recomienda hacer cada cosa a su tiempo. «En estos tiempos de crisis no vale recurrir a la picaresca y hacer la separación de bienes para evitar el embargo de una empresa u otros bienes» ya que todo ello está regulado por el Código Civil. «Acogerse a este régimen cuando ya han surgido los problemas no sirve de nada», concluye.