La huella burgalesa en La Antártida

Andrés Galarón / Burgos
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Los militares Adrián Petit, nacido en Avilés y con destino en Ibeas de Juarros, y Antonio Casals Abraham trabajan hasta finales de marzo en la Base Española Gabriel de Castilla

Adrián Petit posa delante del módulo de vida dedicado al comandante burgalés Manuel Ripollés, muerto en el accidente del Yak-42. - Foto: diariodeburgos.es

En el archipiélago de las Shetland del Sur, a 100 kilómetros del territorio poblado más cercano y a 13.000 de España se encuentra la Isla Decepción, lugar geográfico donde se ubica la Base Antártica Española ‘Gabriel de Castilla’. En las coordenadas latitud 62º 58’ S y longitud 60º 40’ W se alza la instalación gestionada por el Ejército de Tierra. Es la operación militar en el exterior más antigua en vigor, actuación que cumple 25 años, una misión militar reducida a doce miembros, que los convierte en humanos especiales en tan señalada celebración.

Formando parte del grupo de trabajo que presta apoyo a los científicos e investigadores se encuentra el brigada avilesino Adrián Antonio Petit, destinado en Burgos. Tiene a su cargo el área de instalaciones, en un terreno hostil por las dificultades del clima, donde el material y el equipo deben de estar siempre disponibles. Hasta en cuatro ocasiones había optado a integrar este equipo de trabajo. Militar participante en varías ocasiones en el contingente en Afganistán y Kosovo, aporta su experimentación en el campo de las comunicaciones vía radio y en el medio ambiente, entre otras.

Sobre un volcán

El Ejército celebra sus primeros 25 años en la Antártida coincidiendo en el tiempo con la conmemoración del Año Internacional de la Energía Sostenible para todos. La primavera austral deja a este puñado de profesionales inmersos en labores logísticas, sanitarias, de medio ambiente, navegación, movimiento e incluso administrativas. Todo en un escenario singular, en una isla única, la parte superior de un volcán que lleva inactivo 42 años.

Los estudios sismológicos son  la vía de colaboración con los científicos del antiguo Ministerio de Ciencia e Innovación. Son estas puntuales actuaciones las que dan testimonio a la sociedad de la presencia y actividades del Ejército de Tierra en el continente helado, una familia que aumenta con los efectivos civiles. Y es que no hay un día igual a otro. No cambia su paisaje de blanca belleza, con sedimentos volcánicos, pero de gélidas temperaturas.

El brigada Petit desarrolla en el exterior alguna de sus misiones, en torno a los -20 grados de sensación térmica; por eso no es extraño que los planes de trabajo cambien de un minuto a otro. Algo para lo que fueron entrenados desde hace un año, cuando pasaran las primeras pruebas médicas de aptitud. A éstas seguiría la fase de capacitación antártica, la de navegación -obteniendo el título de patrón de embarcaciones en junio- y en septiembre la fase de montaña. Todo para evitar la más mínima indisposición en el desarrollo de su cometido con profesionalidad y responsabilidad.

Emotiva videoconferencia

El imborrable recuerdo de estos meses tiene un momento de emotiva cercanía cuando participaba por videoconferencia en una tarea de divulgación con los escolares del Colegio Sagrada Familia, de la cántabra Camargo, centro en el que estudian sus dos hijas, Sandra y María, interesadas como el resto de alumnos en saber de las características de ese especial territorio volcánico, de suelo helado, donde incluso trabajan con un robot que quieren enviar a Marte.

También la isla tiene un espacio de emotividad permanente, el llamado módulo de vida. Hace ahora 10 años el comandante José Manuel Ripollés ‘Ripo’ mandaba la misión y el 26 de mayo de 2003 fallecía en accidente aéreo este militar de Ingenieros destinado en Burgos en el triste suceso del Yakovlev 42, que se cobró 74 vidas, muchas de ellas vinculadas también a la provincia burgalesa. En su memoria se denomina con su nombre dicho espacio. El recinto habla del afecto y admiración de cuantos le conocieron en sus diferentes cometidos.

De lo burgalés bien se sabe en la isla, pues, además de Petit, también desempeña allí sus labores Antonio Casals Abraham, comandante nacido en Burgos que ejerce la jefatura actualmente.

Ahora se viven unos días especiales, cuando se empieza a preparar la vuelta a casa, con el duro peaje de cruzar el paso del Drake, donde juntan sus aguas el Pacífico con el Atlántico, conocido por acoger las aguas más tormentosas del mundo. El paso en la andadura antártica, en su  año 25, deja de la huella española una vivencia imborrable, lejos de lo imaginado y difícil de transmitir por el protagonista. Pronto el invierno cerrará la base y llegará el reencuentro y las evaluaciones finales; ahora solo restan las felicitaciones a los que están siendo vida y alma de la campaña científica.

Radioaficionado y cartero

El poco tiempo libre disponible lo tiene Adrián Antonio Petit destinado a su gran afición. Como radioaficionado EA1CYK activa dicho territorio en fonía y modos digitales. Pronto llenó su libro de guardia de contactos, con 100 países diferentes y la totalidad de provincias de España. El corto tiempo que su trabajo se lo permite, ejerce actividad en la estafeta postal; lo hace cancelando miles de cartas y postales que filatelistas, aficionados y visitantes remiten deseosos de obtener de la ‘Gabriel de Castilla’ un testimonio más de la presencia española del Ejército de Tierra. www.qsl.net/ea1cri