Es una visita que nunca falla. Con la llegada del mes de febrero se produce también la de las cigüeñas, unas aves de plumaje blanco y negro con las patas y el pico rojos que despiertan simpatía y que completan con sus poses y vuelos el paisaje de muchos pueblos de la provincia durante los próximos seis meses, hasta que por Santiago, el 25 de julio, parten con sus crías de nuevo hacia el sur.
Aunque la mayoría de ellas llegarán durante esta semana o incluso a finales de mes o principios de marzo, algunas ya han tomado posesión de sus nidos durante las semanas pasadas. En el caso de Hacinas, uno de los pueblos de la provincia donde más habitan y crían estas aves, en parte gracias a la colaboración de algunos vecinos que cuidan los chopos para que puedan acceder hasta sus nidos, se vieron cuatro ejemplares el día de Reyes, y tres días después, ya había alguna más.
«No es algo inusual, hay veces que llega alguna suelta por Navidad y que se adelantan a la época, el motivo puede ser la bonanza de esa parte del invierno, con lluvias y menos frío», explica Ricardo Molinero, vecino de Hacinas, que controla cuáles de todos los nidos habitables de Hacinas (sobre 40) han tenido inquilinos cada año y cuál es el número de crías por temporada. Unos datos interesantes que después publica en la revista Amigos de Hacinas que edita la asociación del mismo nombre, algo que lleva haciendo desde la década de los noventa.
Durante estos días se pueden ver en la localidad unos siete nidos ocupados, algunos con la pareja y otros sólo con el macho o la hembra, ya que siempre llega antes uno de ellos para ir acondicionando su nueva casa. «Aún faltan muchas por venir, la mayoría lo harán durante este semana y el resto para finales del mes. No todas llegan a la vez, dependiendo de la procedencia inician el desplazamiento en una época o en otra», señala Ricardo Molinero, que afirma que la mayor parte de ellas llega desde Doñana o África.
En la mayoría de los pueblos, las cigüeñas ocupan el nido que suele haber en el tejado del campanario, e incluso a veces se les ve en inusuales lugares, como en lo alto de una grúa de construcción. En el caso de Hacinas, la mayor parte de ellas tienen sus nidos entre las ramas de los chopos y no hay cigüeñas en la torre de la iglesia, sino en la roca que está enfrente y que alberga un Sagrado Corazón, donde hay dos nidos. «Todavía no se han ocupado estos dos dentro del casco urbano, se les ha visto posadas en ellos, pero no habitándolos. Las que ya están aquí han ocupado los nidos que hay junto a la N-234, en la zona de la ermita de Santa Lucía, faltan por ocuparse los que están en la dehesa, en dirección a Castrillo de la Reina», explica este vecino, que augura un buen año para ellas, ya que los acuíferos, valles y ciertos barrancos tienen humedad y eso es bueno para las cigüeñas.
Cuando ya tengan el nido preparado y esté la pareja completa, comenzará la reproducción a finales de febrero. Cada nido tendrá entre 1 y 3 huevos, que tienen que incubar durante un mes, y después las cigüeñas deben alimentar a las crías hasta que puedan comenzar a volar. Desde hace años, la cantidad de nidos ocupados en Hacinas se mantiene más o menos estable, lo único que varía es el número de crías. En el 2011, hubo 40 parejas, que tuvieron 34 crías, sin embargo, el 2012 fue un nefasto año, se ocuparon 40 nidos, pero no hubo ninguna cría. «Vimos una, pero no llegó a volar. El motivo de estas cifras puede deberse a una escasez de alimentos, ya que fue un año muy seco y no podían alimentar a los pequeños, y también a alguna tormenta fuerte de granizo y lluvia que hubo en mayo», señala Ricardo Molinero, que afirma que el número de crías se recuperó durante el año 2013, en el que se ocuparon 32 nidos y hubo 25 crías. Respecto a los años anteriores, en el 2010 se ocuparon 39 nidos; en el 2009, 42; en el 2008, 39; en el 2007, 39; y en el 2006, 40. Unos datos poco variables, pero si se analiza el número de crías por año sí que existen diferencias notables. En el 2010, 16; en el 2009, 28; en el 2008, 14; en el 2007, 36; y en el 2006, 66.
Según explica este vecino de Hacinas, el hecho de que se eliminaran los vertederos de los pueblos ha perjudicado mucho a estas aves a la hora de buscar alimento. «La mayor parte de su comida la cogían allí. Las cigüeñas son medio carroñeras, comen lombrices e incluso algún gazapo, lo que no hacen es meterse mucho en el monte, van a sitios con visibilidad, que ellas controlen», señala Ricardo Molinero, que reconoce que estos animales aguantan mejor el frío que el calor. «Hay veces que las ves junto al nido, posando, a bajo cero grados, y en verano, cuando hace más calor, las ves jadeando y sofocadas».
Hoy, 3 de febrero, día de San Blas, mira al cielo, seguro que alguna cigüeña verás. Y así será hasta finales de julio, cuando emprendan vuelo de regreso hacía el sur, Extremadura, Doñana e incluso más abajo del Sahara. Unos viajes de ida y vuelta, ya que el próximo año, por estas fechas, su visita tampoco fallará. A las cigüeñas, el frío y las nieves no las asustan.