Los miembros del GrupoEspeleológico Edelweiss se encuentran fascinados. Y no porque hayan descubierto una nueva cavidad o alcanzado cotas inexploradas en el centro de la tierra, sino por un hallazgo bien diferente: el de un documental del NO-DO que recogió en 1958 la que fue bautizada como ‘La mayor aventura subterránea del mundo’: la expedición que espeleólogos nacionales e internacionales realizaron a las entrañas de Ojo Guareña. RTVE, que acaba de concluir la digitalización completa de sus archivos, ya lo ha puesto a disposición del público en www.rtve.es/alacarta/videos/revista-imagenes/operacion-58-exploraciones-espeleologicas/2868608, enlace que corresponde al número 713 de la Revista Cinematográfica Imágenes.
Para Miguel Ángel Martín, portavoz del colectivo, este documental, que dura más de 10 minutos, «es un documento histórico de primera magnitud». Aquella fabulosa empresa, que se llamó OG-58, fue un acontecimiento histórico de primer orden. En la expedición participaron, liderados por los miembros burgaleses del Grupo Edelweiss, espeleólogos franceses, italianos, monegascos y españoles pertenecientes a diferentes grupos montañeros del país. Aunque también estaba invitado un grupo polaco, el hecho de fuera un país situado al otro lado del ‘Telón de acero’ impidió su participación. Más de medio centenar de expertos espeleólogos tomaron parte de la aventura, que tuvo un eco sensacional a nivel internacional y desde luego nacional, como lo acredita el hecho de que las cámaras del NO-DO se desplazaran a la norteña Merindad de Sotoscueva.
Una cita clave.
Durante aquella aventura se topografiaron casi 10 kilómetros que convirtieron a Ojo Guareña en el karst más largo de España. En ese momento, además, se llegó a creer que estaban en la mayor cavidad del mundo, aunque pocos años más tarde se descubrieron otras mayores en Estados Unidos.Como destacaba Miguel Ángel Martín en un artículo de la revista Cubía conmemorativo de los 50 años de la iniciativa, «aquella expedición supuso un enorme esfuerzo organizativo para el grupo burgalés, que tuvo que sortear un sinfín de trabas burocráticas, consiguiendo un escaso apoyo económico.El número de asistentes distó mucho del inicialmente esperado, aunque sirvió para iniciar algunos contactos con diversos científicos que serían muy provechosos en las décadas siguientes».
En este sentido, recoge el miembro de Edelweiss en ese artículo que aquella fenomenal aventura «cerró una primera etapa brillante de la espeleología burgalesa, la que rápidamente la llevó desde su nacimiento a un reconocimiento internacional por la participación en las tres expediciones de 1956, 1957 y 1958 y el descubrimiento de Ojo Guareña, ya entonces la mayor cavidad de España».