El pasado domingo, 23 de febrero. se cumplieron 10 años de la colocación de la primera piedra de la obra más polémica y duradera de la provincia: la presa de Castrovido. La foto de aquel día, con el secretario de Estado de Aguas y Costas del Ministerio de Medio Ambiente, Pascual Fernández, junto a una más que exhultante María Jesús Ruiz, entonces consejera de Medio Ambiente de la Junta de Castilla y León, acababa con casi siete décadas de idas y venidas, de estudios y proyectos que acabaron en los cajones y de incertidumbres respecto a una obra que en la cuenca baja del Arlanza se pedía a gritos para regular el río frente a las avenidas, garantizar el abastecimiento de agua a unos 30.000 vecinos y consolidar en torno a 6.000 hectáreas de regadío. El proyecto creó, sin embargo, una confrontación sin precedentes entre los residentes de las cuencas baja y alta del Arlanza, cuyos intereses representaban respectivamente, la Comisión en Defensa de la Presa de Castrovido, y los vecinos de la localidad de Palacios de la Sierra, los más activos aguas arriba junto al movimiento ecologista en contra del pantano.
Pero como dice un refrán castellano, poco dura la alegría en casa del pobre. Ese comienzo de las obras del pantano apenas avanzó. La llegada al Gobierno de la nación del PSOE, tras ganar las elecciones generales del 14 de marzo darían, otra vez más, un giro a este proyecto que parecía ya a todas luces estar gafado desde que se planteara allá por los años 30. El presidente del Gobierno, José Luis Rodríguez Zapatero nombró ministra de Medio Ambiente a Cristina Narbona y el proyecto comenzó a tambalease. Los detractores de las obra del embalse, Ecologistas en Acción y Adempa, piden al nuevo Gobierno que se revise el proyecto y se paralicen las obras. Se saca a relucir temas como el molino de la familia del escultor Eduardo Chillida, situado en la zona de Los Vados, que quedaría anegado por las aguas; el Ayuntamiento de Palacios se opone a la firma de las actas de replanteo y la propia ministra Narbona abre un «periodo de reflexión sobre Castrovido».
Por su parte, la Comisión de Seguimiento de las obras de Castrovido, los alcaldes de las localidades del bajo Arlanza y las organizaciones agrarias también se movilizan a favor de la construcción del pantano y reciben el apoyo de la Diputación y el Gobierno de la Junta de Castilla y León. El 10 de junio de 2004 representantes del PP, PSOE y TCde la comarca del Arlanza firman un manifiesto de apoyo a esta infraestructura, junto a las OPA, mancomunidades y Comisión de Seguimiento.
Las obras siguen más o menos a buen ritmo, ajenas a los movimientos en torno al proyecto. Pero en el Ministerio ya se está trabajando en varios aspectos para modificarle; fundamentalmente se plantea rebajar la cota de 1.045 metros que contemplaba el proyecto inicial, opción mal recibida por los defensores de la obra, que convocaron manifestaciones frente a la sede de la CHD en Valladolid, en Burgos y en Lerma, exigiendo la dimisión de Narbona y de Helena Caballero, presidenta del organismo de cuenca. Además, para paliar ese rebaja, se plantearon hasta 39 medidas complementarias para evitar las inundaciones en 14 localidades del Arlanza, desde Salas de los Infantes hasta Peral de Arlanza.
2005: modificado. Finalmente, el 19 de noviembre de 2005, veintidós meses después del acto de colocación de la primera piedra, se presentaba el proyecto modificado de la presa.
La capacidad del embalse se queda prácticamente en la mitad. De los 82 hectómetros previstos en el proyecto del PP se pasa a los 44,13 y la cota se rebaja de los 1.045 a los 1.032. se garantiza el riego de 6.010 hectáreas, el abastecimiento a una población de 30.000 habitantes y el caudal ecológico.
El aliviadero en la nueva cota garantizaba, igualmente, ‘frenar’ las inundaciones y reducía las hectáreas a inundar. Al final, la única diferencia sustancial con el proyecto original es que contemplaba un aliviadero interior, el famoso ‘agujero’ anunciado por la Comisión de Seguimiento en la cota 1.032 metros, lo que reducía la capacidad del embalse a los 44,13 hectómetros, dejando 10 metros de altura de la presa (hasta la cota 2.04 2 donde está situado otro aliviadero) únicamente para frenar las avenidas y sin capacidad de embalse porque no se contempla que en el futuro se pueda cerrar con una compuerta ese ‘agujero’. El sistema del doble aliviadero se estaba implantando ya en otras infraestructuras similares en las vegas del Segura y el Júcar.
Todavía hubo algún modificado más una vez comenzadas las obras, ya que a primeros de 2007 se tomó la decisión de construir la presa de cola, esta vez con Juan Antonio Gato al frente de la CHD. Se toma esa decisión para solucionar el problema que se planteaba con la recuperación de la zona de Los Vados. A excepción de la capacidad de agua embalsada que se mantenía en los 44,13 hectómetros, se volvía prácticamente al proyecto original del PP. Tanto años perdidos... Más, desde luego de los previstos, ya que entonces se barajaba el año 2009 como fecha para acabar la obra.
parón tras el accidente. Superados los problemas con los modificados del proyecto y cuando las obras parecían no contar con más obstáculos, con excepción de la climatología, que obligaba a ‘paralizar’ el hormigonado por las heladas del invierno, el fatal accidente de 2011 vino a trastocar de nuevo los planes y los plazos de esta obra ‘maldita’.
Tras el accidente, tardaron en reanudarse los trabajos otros veinte meses, hasta junio de 2013. Tres meses más tarde, en septiembre, una anomalía en uno de los blondines volvía a paralizar de nuevo las obras que se reanudaban tres semanas después con un solo blondín. La llegada de las bajas temperaturas a finales de noviembre, que impide realizar labores de hormigonados, mantiene la inactividad a la espera de que mejore el tiempo. Las obras están ejecutadas en torno al 51%.
Luto en la presa
El 5 de octubre de 2011 fallecían 4 obreros aplastados por una tolva con 20 toneladas de cemento. De nuevo, se paran las obras
A las 15,50 horas del 5 de octubre de 2011 llegó la tragedia a Castrovido. Cuatro operarios de la empresa FCC- una topógrafa, el capataz y dos encofradores- que trabajaban en la cabecera de la presa, a la que se accede por la localidad de Terrazas, moría sepultados tras caerles encima una cuba con 20 toneladas de cemento, piedra y arena desde una altura de 12 metros tras fallar un cable de la estructura que transportaba la tolva.
FCCparalizó las obras del embalse y se inició una investigación para determinar el origen del accidente y la depuración de responsabilidad. Si hasta entonces, las sucesivas paralizaciones de los trabajos se habían debido a cuestiones técnicas y a decisiones políticas respecto al proyectos, ahora la causa era mucho más dolorosa, la muerte de cuatro trabajadores que sumió a sus familias, a sus compañeros, a la comarca y a toda la provincia en un amargo sentimiento.
Los 90 trabajadores que en esos momentos estaban ejecutando los trabajos de hormigonado recibieron la comunicación de la constructora de abandonar el trabajo, hasta esclarecer los hechos y recibir la autorización de reanudar los trabajos.
Los días siguientes al suceso fueron duros. Se declararon dos días de luto en Salas de los Infantes, los sindicatos pidieron responsabilidades, las autoridades provinciales, regionales y nacionales lamentaban el suceso y se solidarizaron con las familias... Mientras la investigación se iniciaba y se alargaba en el tiempo. Finalmente, el Juzgado de Salas autorizó la reanudación de los trabajos de reparación y en junio de 2013 se reiniciaron las obras. Trabajo multó con 164.000 euros a FCCpor los 4 muertos.