El tiempo se acaba para Gestamp, para los 160 extrabajadores de Rottneros y para las industrias auxiliares y desempleados que tienen en el proyecto de biomasa de la multinacional una opción de futuro. El Ministerio de Industria sigue demorando su decisión sobre la aplicación de sus propias normas, en concreto la convocatoria de inscripción en el registro de régimen retributivo específico, que lleva meses de retraso en su resolución sin que haya una justificación para ello.
Desde Industria, preguntados por DB sobre la resolución, los plazos, el número de solicitudes y otras cuestiones mantienen el silencio. «Se trata de un procedimiento administrativo que está en trámite y por consiguiente no facilitamos la información hasta que se produzca la resolución final», se indica desde la oficina de prensa ministerial sin más detalle sobre cuándo se prevé que se resuelva.
Así que no hay fecha, y aunque el propio Ministerio marcaba en la convocatoria un plazo de resolución de 3 meses desde la finalización del plazo de inscripción (fijaba en finales de 2014 la fecha para resolver), a día de hoy no se ha trasladado la decisión sobre si el proyecto de biomasa de Gestamp entra o no dentro de ese régimen retributivo específico, imprescindible para que la multinacional realice el proyecto en Miranda.
Y el tiempo se acaba porque hay que recordar que los terrenos y bienes de Rottneros siguen en proceso concursal, y que es obligación de sus administradores el venderlos cuanto antes para poder obtener ingresos suficientes que permitan pagar, entre otras cosas, los más de 5 millones de euros que aún se les deben en concepto de indemnizaciones a los extrabajadores de la papelera.
De hecho los administradores concursales ya han contactado con empresas especializadas en la comercialización de suelo industrial para que traten de vender los terrenos de la cerrada papelera. Marzo es el plazo que en su día se dieron para esperar a Gestamp, de forma que el suelo ya reservado por la multinacional no fuera vendido a otro comprador, si es que lo hubiera. Pero el tiempo se acaba y es previsible que, si no hay avances sobre el proyecto de biomasa, se decida impulsar un nuevo proceso de oferta de los terrenos -incluidos los reservados por Gestamp- a través de las citadas firmas especializadas.
Interés ha habido por conocer la situación del suelo, los precios y condiciones, pero en ninguno de los casos ha habido una propuesta real y en firme alternativa a la mostrada por la empresa que proyecta la planta de generación eléctrica.
No obstante, el sí o el no del Ministerio sobre Gestamp es esencial, ya que condiciona la posibilidad de venta del suelo porque no es lo mismo ofertar la totalidad de los cerca de 1,6 millones de metros cuadrados que ofertar la mitad o los terrenos parcelados y con otra industria ya implantada. De hecho se valora que la llegada de Gestamp puede hasta favorecer la venta del resto del suelo por el ‘efecto llamada’, en especial para industrias auxiliares requeridas en el proceso de construcción y operación.
Desde agosto
Desde Gestamp el trabajo está hecho hace tiempo, y ya en agosto presentaron la documentación complementaria requerida y que asegura que su proyecto cumple con las condiciones de la convocatoria. El problema puede estar con los pocos megavatios que Industria va a incluir en el nuevo régimen retributivo, que son 120, y ya solo la instalación prevista en Miranda requeriría 30 megavatios, habiendo proyectos presentados por el triple de la potencia máxima a entrar en el registro de preasignación.
La firma presentó un proyecto en el que se prevén entre 24 y 30 meses de obras de construcción. Ya en operación los trabajos directos serán unos 40 a los que se suman otros 160 de la importante red de suministro de madera forestal con la que se nutrirá la planta.
Y es que se calcula el uso de 250.000 toneladas al año de recurso forestal, sacado de la gestión y manejo de sostenible de unas 4.000 hectáreas al año de bosques. Esa madera, unida a otros materiales como fardos, astillas, rollos y tocones, se procesa para unificar su tamaño y así alimentar una caldera de alta eficiencia que transforma la biomasa en energía térmica y suministra vapor a una turbina de vapor que genera la electricidad, que es transmitida a la red.